Hace ya unos años que las TIC en el aula son una realidad. Con la perspectiva que da el tiempo y la experiencia, hemos querido preguntar a tres profesores qué cambios han notado y qué han aportado al proceso de enseñanza y aprendizaje.
Ingrid Mosquera Gende
Profesora adjunta en la Universidad Internacional de La Rioja, apasionada por la docencia y la educación. Doctora en Filología Inglesa. DEA en Psicología de la Educación. Bloguera de vocación.
En mi caso concreto, soy profesora en una universidad online por lo que mi docencia está intrínsecamente ligada a las TIC. Imparto Didáctica en los grados de Infantil y Primaria y en el Máster de Secundaria, es decir, enseño Didáctica a futuros docentes. Desde mi posición y por mi propia experiencia, considero fundamental dotar a los estudiantes de conocimientos teóricos y metodológicos, pero también creo que debo contribuir a desarrollar su competencia digital, puesto que, de su competencia, en gran medida, dependerá la de sus futuros alumnos.
Por ello, las herramientas digitales son parte imprescindible en mis clases y en mis tareas, como recursos para profundizar y repasar contenidos de las asignaturas, al mismo tiempo que me ayudan a promover la reflexión sobre diferentes temas educativos, a facilitar la interacción durante las clases en directo y a promover el sentimiento de grupo entre los estudiantes online.
En estos meses, lamentablemente, hemos podido ver que nos queda mucho camino por andar en el desarrollo de la competencia digital, tanto de profesores, como de alumnos, incluso de la sociedad en general y, lo que es más importante, en hacer a las instituciones conscientes de la necesidad de invertir en una apuesta que ya no es de futuro, sino de acuciante presente.
No debemos dar a las TIC el protagonismo de nuestra educación, estoy de acuerdo, pero tampoco debemos renegar de las posibilidades que nos brindan y de la relevancia que, nos guste o no, tienen en la sociedad actual. Debemos contribuir a desarrollar la competencia digital de nuestros alumnos, y eso incluye, sin duda alguna, el uso responsable y adecuado de todas esas tecnologías que nos rodean, tanto dentro como fuera del aula.
Para muchas personas, lo veo en mi universidad, las TIC en el aula suponen una oportunidad única para poder estudiar a distancia. Eso es lo que nos brindan las herramientas digitales: más posibilidades. Cómo las empleemos dependerá de nosotros.
Enric Masip
Director y Fundador del Instituto Psicológico Desconect@. Experto en adicciones a Nuevas Tecnologías.
La aparición de las TIC en el aula no ha hecho otra cosa que ralentizar el aprendizaje ya dificultoso de los alumnos y crear más silencio en los recreos. Creer que 25 alumnos van a estar en clase atentos teniendo la tentación delante es muy iluso. Y ver cómo los chicos ya no corretean, ensucian y chillan en los recreos me entristece enormemente. Su capacidad para relacionarse y transmitir en el cara a cara se está viendo enormemente afectado.
Si bien es cierto que debemos educar en el buen uso de las pantallas, más cierto es que debemos también hacerlo en el consumo de substancias. ¿Se imaginan ustedes dando a probar drogas para que así entiendan que no deben consumirla? ¡Ah! Que las drogas no formarán parte de su vida. Debemos educar en educación sexual, el sexo si estará de bien seguro presente. ¿Se imaginan explicarle a un joven de 12 años cómo debe hacer el amor?
Estamos enloqueciendo con tanta pantalla en el aula. Comparto transmitir conocimiento a través de un PC con proyector, incluso de introducir videos en el aprendizaje diario que corte con una dura monotonía. Eso no implica que los alumnos deban estar en el aula con una tableta o un ordenador. Menos con el teléfono móvil en el bolsillo. ¿Se imaginan que les vibra y no lo miran? Yo no.
Queremos que aprendan competencias tecnológicas, fantástico. Tenemos posibilidad de aulas controladas de informática. Por cierto, los jóvenes con los que me cruzo por la calle no los veo haciendo uso del office, pdf o mail. Casualmente siempre están en Redes Sociales o en algún videojuego.
Después de 5 años de experiencia propia en mi colegio, puedo asegurar que las pantallas no son necesarias para un aprendizaje correcto y que los alumnos cuando no hay teléfono móvil en el colegio, se relacionan más y mejor entre ellos.
Creo que la solución pasa por legislar el uso. Formar a profesionales y familias y sobre todo educar a los jóvenes para que entiendan lo que es el buen uso.
Recordemos, no están preparados para un uso adecuado y no lo necesitan.
Aaron Asencio
Maestro y formador, experto en Flipped Classroom. Ganador del Premio Importante del diario La Información y del primer premio a la Mejor experiencia de Educación Primaria en el III Congreso Europeo “The Flipped Classroom”.
Personalmente, creo que el cambio que más he notado con la introducción de las TIC en el aula, en mi caso en particular al usar el modelo flipped classroom, es que tengo mucha más información de los conocimientos que tienen los estudiantes antes de llegar al aula. El alumnado, antes de ver el contenido que vamos a dar en clase, tiene que interaccionar con un vídeo sobre ese conocimiento, contestar un formulario y tomar apuntes. Esa información me llega a mi correo y puedo ver lo que ha puesto cada uno de ellos/as de forma individual, y de forma colectiva mediante el gráfico general de la clase.
Esa información me permite atender mejor a los estudiantes, porque antes de empezar la clase ya sé qué problemas tienen, qué alumnos/as necesitan más ayuda y dónde debo focalizar más la explicación para resolver las dudas.
Además de los cambios que ha supuesto la introducción de las TIC en el aula, también te puede interesar la opinión de los expertos sobre ¿Cómo aplicar la robótica educativa en el aula? o ¿Por qué debemos superar los miedos a gamificar el aula?
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