El aprendizaje de idiomas es uno de los temas más discutidos desde hace años en el ámbito de la educación. Cuántos idiomas enseñar, a qué edad empezar, inmersión, recursos, profesores formados, métodos, etc. Es una de las competencias en las que menos consenso hay, así que hemos querido preguntar a tres expertos cuáles creen ellos que son las claves para enseñar idiomas. ¡Aquí van sus consejos!

Ingrid Mosquera Gende

Profesora adjunta en la Universidad Internacional de La Rioja, apasionada por la docencia y la educación. Doctora en Filología Inglesa. DEA en Psicología de la Educación. Bloguera de vocación.

En primer lugar, creo que el docente debe transmitir confianza a sus alumnos: la lengua requiere un proceso comunicativo para su aprendizaje. De este modo, el diálogo y la interacción son fundamentales en un aula de idiomas, por lo que el profesor debe promover los intercambios orales, implementando un ambiente distendido, amable y agradable, en el que el discente se sienta cómodo para expresarse, sin miedos ni vergüenzas.

En consonancia con lo anterior, en segundo lugar, el docente deberá evaluar en positivo, subrayando los aciertos de sus estudiantes, otorgándoles mayor importancia que a sus fallos, para aumentar su autoestima, invitándoles a continuar participando de forma activa, sin interrumpirlos continuamente en sus intervenciones, con la finalidad de corregirles.

En tercer lugar, el profesor de lenguas podrá apoyarse en las nuevas tecnologías, con especial relevancia de internet y de las aplicaciones móviles. Esto permitirá motivar a los alumnos, pudiendo escoger, con facilidad, temas que sean de su interés, lo que les animará a participar y a aprender, incluso de forma autónoma, mediante el uso de materiales auténticos, juegos, canciones, programas de radio, televisión o cursos interactivos, entre muchas otras posibilidades.

En ese sentido, se deben tomar en consideración los objetivos de los alumnos, para adaptar la enseñanza, los contenidos, los recursos o la metodología a sus necesidades, de forma personalizada y adecuada a sus circunstancias concretas, promoviendo, a la vez, el desarrollo de las cuatro destrezas de la lengua.

En conclusión, una enseñanza de lenguas de carácter eminentemente práctico en la que, si todo va bien, el docente permanecerá en un segundo plano.

 

Alba Conde

Profesora de idiomas en la Royal Russell School (Reino Unido)

Enseñar idiomas puede ser una de las profesiones más gratificantes que existen. Ver como tus alumnos aprenden a comunicarse en una lengua nueva y se vuelven cada vez más competentes al hablarla o escribirla es, sin duda, un gran premio para el docente. Para que esto ocurra, necesitamos un número de factores claves a la hora de la enseñanza.

Por la parte del alumno, éste necesita emplear esfuerzo, tener motivación y mostrar la actitud. En el caso del docente, debe comenzar por diseñar una clase bien estructurada, dinámica y en la que se pongan en práctica las cuatro destrezas lingüísticas (la compresión auditiva, oral, lectora y escrita). Hay numerosas actividades que se pueden llevar a cabo y cada clase variará dependiendo del alumnado (edad, nivel educativo de cada estudiante, motivación, etc.). Independientemente de las circunstancias, hay ingredientes esenciales que nunca deben faltar en una clase para enseñar idiomas.

  • Una de las claves principales en la enseñanza de una lengua es el uso exclusivo del idioma en cuestión durante toda la clase. Con esto, no me refiero solamente al docente sino también a los alumnos, quienes deberán ser provistos de expresiones y frases que podrán usar sin tener que recurrir a su idioma nativo. Esto no es fácil de conseguir ya que es más práctico y natural comunicarse en nuestra propia lengua. Sin embargo, por experiencia personal, es cuestión de ser persistentes y pronto se ven los resultados.
  • Otro factor importante a tener en cuenta es la incorporación de una actividad auditiva en cada clase mediante el uso de videos o canciones. Este tipo de actividad ayuda a mantener el dinamismo en el aula al mismo tiempo que les enseña la parte cultural de los países donde se habla dicha lengua.
  • Finalmente, es esencial que una de las secciones de la clase esté dedicada a la comprensión oral mediante role plays (juegos de personificación), puesto que contribuye a que los estudiantes pierdan la vergüenza y se lancen a hablar poniendo todos sus conocimientos en contexto.

Coco Vilaseca

Diplomada en Traducción e Interpretación y en Ciencias de la Educación, licenciada en Humanidades y Directora en el Centro Internacional de Formación Continua de la UManresa.

El aprendizaje de una lengua extranjera es una de las habilidades más complejas de adquirir en un contexto de aprendizaje formal, es decir, asistiendo a clases (en lugar de hacerlo mediante procesos de inmersión in situ). Llegar a dominar un segundo idioma por este medio es un reto generalizado y compartido por gran parte de la población de nuestro país.

Entre los distintos factores que contribuyen positivamente a ese aprendizaje, yo destacaría especialmente los que dependen de la actitud personal:

  • Implicación y responsabilidad frente al propio aprendizaje: ¡no dejes todo el trabajo al docente! Como alumno, puedo adoptar un papel activo, buscando las estrategias que me funcionen mejor a nivel personal, analizando qué aprendo con facilidad y qué me cuesta más, reflexionando sobre cómo aprendo y proponiendo al profesor y a los compañeros de clase maneras distintas de hacer las cosas en función de mi estilo personal de aprendizaje.
  • Autenticidad: Un idioma es una expresión de la realidad que percibimos. Por eso, para aprender una lengua tengo que partir de la realidad e intentar expresarla. Mi recomendación es intentar utilizar la lengua extranjera para describir o expresar (aunque sea sólo mentalmente) todo aquello que haces, ves o piensas. No sólo te darás cuenta de lo mucho que ya sabes decir sino que también serás más consciente de tus puntos débiles i podrás intentar compensarlos de manera mucho más proactiva.
  • Escuchar, escuchar y escuchar. Todos somos conscientes de la importancia que tiene escuchar cuando aprendemos un idioma, pero con frecuencia escuchamos “mal” puesto que nos concentramos únicamente en la comprensión de significado. Debemos escuchar también para detectar la composición de las frases, la pronunciación, la intención del hablante, el contexto… Sin todos estos matices, el grado de dominio que podamos conseguir será deficiente y nuestra capacidad se verá inevitablemente limitada.

Si quieres aprender un idioma, no pienses solamente en qué quieres aprender sino también en cómo puedes hacerlo. Todos somos capaces de aprender a hablar en otro idioma; la clave está en el proceso.

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2 Comments

  1. 1
    Waldo Gonzalez Lopez

    CREO QUE ES MUY BUENA VUESTRA PROPUESTA, POR ESO ME SUSCRIBI. LOS FELICITO.

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