Emprender, del latín in (en) y prendere (coger) significa acometer y comenzar una obra, un negocio o un empeño, especialmente si encierra dificultad o peligro. Pero, ¿qué entendemos por cultura emprendedora en educación?

En forma desusada, se refiere a prender o encender una llama o fuego.

El término está relacionado con el francés entrepreneur, que aparece a principios del siglo XVI haciendo referencia a los aventureros que viajaban al Nuevo Mundo en busca de oportunidades de vida sin saber con certeza qué esperar. A principios del XVIII, el término se extendió a los constructores y a los arquitectos.

En sentido económico, la palabra fue usada por primera vez por Richard Cantillón en 1755 haciendo referencia al proceso de enfrentar la incertidumbre y a la vez el riesgo. Así, el término se fue utilizando para identificar a quien comenzaba una empresa y estuvo ligado más que nada a empresarios innovadores.

Actualmente, escuchamos hablar sobre emprendimiento educativo, fomentar espíritu emprendedor o promover la cultura emprendedora en educación. Frases como la de Steve Jobs retumban en nuestros oídos: “Si tú no trabajas por tus sueños, alguien te contratará para que trabajes por los suyos”.

A muchos de nosotros nos aterra este tema. Sabemos que, en ocasiones, los sueños no se hacen realidad por mucho que lo intentes. Aunque, por otra parte, también sabemos que nuestros sueños pueden transformarse y que a veces nuestra felicidad no depende de la realidad con la que nos topemos, sino de cómo afrontemos esa realidad que nos ha tocado, a veces, tan diferente de nuestro sueño.

Llegados a este punto, el concepto de emprendimiento… ¿significa lo mismo en el ámbito educativo que en el ámbito empresarial?, ¿por qué una cultura emprendedora en educación?, ¿somos nosotros docentes emprendedores?, ¿deberíamos serlo?

Una realidad difícil

Desde hace unos años, se está hablando de la actividad emprendedora como una característica de las economías basadas en la innovación y como una posible solución a la crisis económica que sufrimos y a los altos índices de desempleo que soporta nuestra sociedad.

Nosotros, como padres y docentes, estamos viendo a nuestros hijos y alumnos, dotados de una sólida formación académica, abandonar el país en busca de un empleo o postergar su independencia año tras año a la espera de encontrar lo que nunca llega.

Cultura emprendedora en educación con niños entusiasmados en clase levantando la mano par acontestar

Ante esta dolorosa situación, nos preguntamos: ¿qué estamos haciendo mal?, ¿corresponde la formación que les estamos proporcionando con la realidad que les espera?, ¿necesita la educación un verdadero cambio tanto en su enfoque como en su metodología para adaptarse a esta transformación social?

Sinceramente, algo no ha ido bien, no sé si en la escuela, en la sociedad en general o en las entidades y administraciones competentes en cuanto a la creación de empleo. Puede que sea de todo un poco. Como suele decirse: “entre todos la mataron y ella sola se murió”.

Se supone que la escuela debería ser una catapulta para los jóvenes, un impulsor de talentos y una verdadera propedéutica para lo que viene después, algo que proporcione a los estudiantes las herramientas necesarias para hacer realidad sus aspiraciones.

También se supone que la realidad debería ser menos hostil, que el Estado y las empresas, una vez que los jóvenes finalizasen su época de formación, tendrían sitio para todos, se ocuparían de generar empleo, que la juventud no necesitaría irse, ni viviría en la precariedad, ni desempeñaría labores de una categoría muy inferior a la suya. Suponer es gratis. Pero, ¿qué hacemos ante este panorama?

¿Continuamos como testigos impasibles contemplando este cuadro?

Cultura emprendedora en educación

Desde la Unión Europea se parte de dos ideas básicas:

  1. Mejorar la cohesión social
  2. Desarrollar nuevas formas de educar que permitan al alumnado afrontar su futuro.

Ser emprendedor, en la escuela, no significa montar tu propia empresa, ni querer explotar a tus trabajadores para conseguir una recompensa económica, ni se asocia con el banquero, el especulador o el aprovechado. Sí que empleamos la palabra “aprovechar”, pero cuando hablamos de una oportunidad.

Cuando intentamos transmitir los pilares de una cultura emprendedora a nuestros chavales, una de las frases que suelen oír es: “abre los ojos y aprovecha la oportunidad”, la que la vida te esté brindando en ese momento: ya sea la de continuar los estudios, la de colaborar con tu entorno, la de participar en un concurso escolar o la de crear y gestionar una nueva idea, un nuevo pensamiento que genere un progreso y, en definitiva, un paso hacia adelante.

La cultura emprendedora en educación se define como una manera de pensar y actuar (iniciativa) orientada tanto al desarrollo personal (concretar un proyecto vital: autoconocimiento, creatividad, imaginación), como social (llevar a cabo iniciativas que repercutan en la mejora de la calidad de vida y de bienestar común: creación de grupo, responsabilidad, comunidad, comunicación) y productivo (crear riquezas y prosperidad en un marco sostenible y solidario: tener iniciativa, diseñar un plan, prepararse para asumir riesgos)

La cultura emprendedora se resume, así como una actitud ante la vida y constituye en sí misma un valor en todos los aspectos del alumnado. A través de ella, se pretende desarrollar la creatividad, la iniciativa, la autoestima, el empoderamiento, la confianza, el trabajo en equipo, la toma de decisiones, la solidaridad, saber hablar en público, descubrir las propias pasiones e intereses, promover la crítica constructiva… En definitiva: ayudar a crecer, a madurar y a aprender con el mundo real mediante la práctica en la escuela y la involucración del propio entorno.

Si te interesa indagar un poco:

  • Consejo europeo extraordinario de Lisboa, año 2000 (la iniciativa emprendedora debería incorporarse con normalidad en el sentir de los ciudadanos)
  • Comisión de las Comunidades Europeas, año 2006
  • Educación para la Estrategia Europea 2020
  • Emprendimiento en Valnalón (Asturias), programas EJE y EME
  • Fundación Junior Achievement
  • Marina, J.A. (2010) La competencia de emprender. Revista de educación, 351, 49-71
  • Reforma Laboral (2013) y Estrategia de Emprendimiento y Empleo Joven (2016)
  • Fundación Escuela de Emprendedores. Programa “Be an Entrepreneur”
  • Cultura emprendedora y educación. Luis Núñez Cubero (coord.) Editorial Universidad de Sevilla. 2015
  • Andalucía Emprende
  • Plan para el Fomento de la Cultura Emprendedora en el Sistema Educativo Público Andaluz (2011)
  • Programa Educativo Innicia. Cultura Emprendedora (Andalucía)

También te pueden interesar otras reflexiones de nuestros colaboradores como Cambiar la educación no es una opción, ¡es un desafío!, ¿Están las direcciones escolares preparadas para el cambio?Pinceladas metodológicas.

  

  

Compartir:
FacebookTwitterLinkedIn

Sin Comentarios

DEJA TU COMENTARIO

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *