Si hablamos de Inteligencia Artificial (IA), es probable que a más de uno le venga a la cabeza el argumento de alguna película de ciencia ficción. Pero lo cierto es que el avance tecnológico de las últimas décadas ha hecho que la inteligencia artificial no sea ya una promesa futurista, sino una realidad muy actual y de hecho omnipresente en nuestras vidas. Cada vez que hacemos una búsqueda por internet, cada vez que interactuamos con Siri, que elegimos la opción autocompletar del correo electrónico o que traducimos un texto con un traductor en línea, estamos usando tecnología de inteligencia artificial. 

La IA, a día de hoy, no es solo capaz de aprender de sus errores y de responder preguntas básicas, sino de mantener conversaciones con cierto grado de elaboración, de crear textos gramaticalmente y semánticamente correctos y de procesar cantidades ingentes de información en busca de patrones, entre otras muchas cosas. Y no hay duda de que sus posibilidades irán cada vez a más. Las máquinas inteligentes han llegado para quedarse, y aún tienen mucho que decir. Por lo tanto, la pregunta que nos atañe y que debemos hacernos es: ¿cómo afectará la inteligencia artificial a la educación?

¿Qué es la Inteligencia Artificial?

Para responder a nuestra pregunta, es útil entender bien a qué nos referimos exactamente con el término ‘Inteligencia artificial’. Esta noción no describe solo los robots antropomorfos de las películas futuristas o ordenadores capaces de jugar al ajedrez, sino que engloba un espectro mucho más amplio de funcionalidades con aplicaciones muy diversas en nuestra vida diaria. 

En realidad, es un error común hablar de inteligencia artificial como si fuera un concepto monolítico: la inteligencia artificial, más que una cosa en sí, es el campo de las ciencias computacionales que procura dotar a los ordenadores de la capacidad de actuar y razonar de una manera similar a los humanos, teniendo en cuenta también aspectos conductuales y emotivos. Este objetivo puede alcanzarse por distintas vías, y de hecho ahora mismo hay diversos caminos abiertos: el ‘machine learning’, redes neuronales artificiales, el ‘data-driving’… En cualquier caso, lo interesante del asunto es que, si enseñamos a un ordenador cómo funciona el cerebro humano, estamos dándole la capacidad de interactuar con él y de interpretarlo correctamente.

No debemos pensar en la inteligencia artificial, por lo tanto, como en robots antropomorfos que van a convivir con nosotros. Se trata, más bien, de un conjunto de herramientas tecnológicas de las que nos podemos servir para potenciar nuestro trabajo y amplificar su alcance. En este sentido, el miedo de ver sustituida la figura del docente por una máquina que asuma sus funciones parece afortunadamente injustificado. Lo es, sobre todo, porque en la enseñanza el componente humano es fundamental, y de él depende la formación y el desarrollo emocional de niños y niñas. Pero también porque no es hacia aquí donde apunta el desarrollo de estas complejas tecnologías. 

Con todo, es muy posible que la progresiva (e inevitable) introducción de la inteligencia artificial en la educación modifique tarde o temprano la idea que tenemos de enseñanza y de aprendizaje, por lo que es muy recomendable no perder de vista su enorme potencial de transformación pedagógica.  

¿Cómo afectará la Inteligencia Artificial a la educación?

Seguramente aún es temprano para anticipar en todo su alcance lo que la inteligencia artificial puede aportar a la educación, si bien es cierto que cada vez hay más experiencias en esta dirección —en general con resultados bastante positivos—. En cualquier caso, todos los beneficios que pueden esperarse de su incorporación tienen como eje central un concepto clave: la personalización del aprendizaje. En efecto, las nuevas herramientas buscan ofrecer un mejor ‘feedback’ al estudiante y poder reforzar sus puntos débiles al tiempo que se potencian los fuertes. Para ello existen varias líneas de acción, muchas de las cuales ya están empezando a aplicarse. Veamos las principales:

  1. Creación de itinerarios de trabajo

La inteligencia artificial permite brindar a cada estudiante la atención que requiere, independientemente de que su ritmo de aprendizaje sea más rápido o más lento que el de sus compañeros. Esto es algo que en el aula tradicional, con ratios de 30 alumnos por profesor, resulta simplemente imposible. Sin embargo, la IA es capaz de analizar con atención los resultados de cada niño en cada ejercicio y proponer, a partir de ellos, actividades individualizadas con las que el estudiante pueda trabajar progresivamente aquellos aspectos en los que tiene mayores dificultades. De este modo, los ejercicios que realice cada alumno serán más pertinentes y significativos para su propia curva de aprendizaje.

A medida que la inteligencia artificial vaya desarrollándose, por otro lado, esta función será cada vez más sofisticada. ¿Te imaginas un ordenador que sea capaz de leer la expresión facial del alumno para captar cuándo se le presentan dificultades y ajustar así el ritmo de aprendizaje a sus necesidades? Pues de hecho ya existe: el reconocimiento facial es una realidad, con usos importantes por ejemplo en la neurociencia (y muy significativamente en la neurociencia educativa). Es solo cuestión de tiempo que llegue a las escuelas.

  1. Reducir el peso de las cargas administrativas

La mayoría de docentes dedica gran parte de sus horas lectivas a la corrección de exámenes y deberes y a otras tareas administrativas, por lo general relacionadas con la evaluación. En este aspecto, la inteligencia artificial puede ser una gran aliada. Actualmente, la tecnología existente es perfectamente capaz de corregir un examen de tipo test, y es solo cuestión de tiempo que pueda enfrentarse también a tareas más complejas, como entender y evaluar respuestas escritas. Cuando esto suceda, los docentes se verán librados de esta farragosa actividad, pudiendo así dedicar sus esfuerzos y su tiempo a ayudar a sus alumnos, a resolver sus dudas y a tutorizar su evolución.

  1. Creación de contenido inteligente

Otro aspecto en el que la inteligencia artificial podrá ser útil es en la creación y actualización de los materiales pedagógicos. La IA podrá, por ejemplo, crear guías didácticas específicas en función de lo que cada alumno necesite, seleccionando las tareas más pertinentes para él o ella. Y en el caso de aquellos contenidos que necesitan ser actualizados y completados, la inteligencia artificial podrá hacerlo automáticamente, sin necesidad de que el profesor deba dedicar tiempo a ello.

  1. Tutorización 

Más allá de las clases, la inteligencia artificial puede ofrecer también una ayuda extra en forma de tutorización automatizada, mediante el uso de bots capaces de resolver las dudas de los estudiantes. Esta herramienta no solo ahorrará tiempo al maestro en clase, librándolo de la necesidad de insistir en conceptos que la mayoría de alumnos ya comprende, sino que sobre todo revertirá positivamente en la autoestima y confianza de los alumnos, que podrán superar sus dificultades sin temor a verse expuestos a las burlas o al juicio de los demás. El efecto previsible será una optimización del aprendizaje y una menor frustración en los niños y niñas.

  1. Atención a los alumnos con necesidades especiales

Uno de los aspectos más interesantes de la IA aplicada a la educación son las herramientas que ofrece para superar las dificultades de aquellos alumnos con necesidades especiales. Las máquinas inteligentes ofrecen en efecto recursos utilísimos, por ejemplo, para niños con problemas de audición o de visión, con trastornos como el TDAH o la dislexia bien para alumnos inmigrantes que tengan dificultades para comprender la nueva lengua. Un ejemplo llamativo es la propuesta de Microsoft Translator for Education, que mediante algoritmos de reconocimiento de voz es capaz de crear subtítulos a tiempo real para alumnos con discapacidad auditiva o bien de realizar traducciones para aquellos alumnos que todavía no hablan la lengua. Y es de esperar que con el tiempo surjan otros programas que tengan por objetivo salvar este tipo de dificultades.

  1. Aconsejar a los alumnos sobre sus posibles perspectivas laborales

Aunque es uno de los aspectos más polémicos, hay gente que sostiene que la inteligencia artificial podrá ofrecer pronto funciones de asesoramiento sobre el futuro laboral, aconsejando posibles estudios o vías a seguir en función del desempeño de cada alumna y alumno en los distintos campos. Aunque no falta quien dice que esta posibilidad recorta la libertad de elegir de cada alumno, también hay quien defiende que esta orientación puede resultarles muy útil a los adolescentes a la hora de elegir sus caminos, planteándoles opciones que quizá no habían pensado.

Resulta evidente, pues, que la inteligencia artificial puede aportar grandes beneficios a la educación, e incluso propiciar una de las transformaciones más radicales que haya vivido el sector. Ahora bien, para que esta transformación sea beneficiosa y positiva para los estudiantes, son fundamentales dos aspectos. El primero es que la comunidad educativa participe activamente en el desarrollo y en la introducción de estos recursos y que mire de qué manera puede responder mejor a las necesidades de los alumnos, que deben ser siempre la prioridad. En segundo lugar, es importante que los docentes puedan adquirir la formación necesaria para poder incorporarlos en clase de la manera más natural y provechosa posible. Al fin y al cabo, la mera innovación tecnológica carece de sentido si no hay un proyecto pedagógico fuerte detrás. 

Mangahigh: Un proyecto de Inteligencia Artificial aplicada a las matemáticas

En Vicens Vives creemos firmemente en el potencial educativo de la Inteligencia Artificial, y por ello estamos encantados de poder presentar el proyecto Mangahigh en español. Mangahigh es una plataforma para la enseñanza de las matemáticas mediante la metodología del Aprendizaje Basado en Juegos (ABJ), que aplica la Inteligencia Artificial para personalizar el aprendizaje adaptando el ritmo a las necesidades de cada estudiante

El equipo de expertos que hay detrás de Mangahigh ha sido encabezado por Marcus du Sautoy, profesor de la Universidad de Oxford y uno de los grandes divulgadores matemáticos de la actualidad, y por Toby Rowland, conocido por ser el creador de CandyCrush. En sus divertidos juegos y en sus quizzes ordenados progresivamente por nivel se juntan las matemáticas y el entretenimiento para lograr así un aprendizaje motivador y significativo para el estudiante.

¡Si quieres conocer más sobre este innovador proyecto, te lo contamos todo aquí!

Si te ha gustado este artículo, también pueden interesarte La revolución Mangahigh:, aprender matemáticas jugando y La nueva ola educativa.

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2 Comments

  1. 1
    anthony

    hola

    • 2

      Hola Anthony, ¿en qué podemos ayudarte? 🙂

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