Con la crisis sanitaria que ha provocado el Covid-19 y las medidas que han tomado los expertos en la materia, nuestras rutinas han cambiado: los niños han dejado de ir a escuela, muchas personas han comenzado a teletrabajar y nuestras salidas al exterior se reducen a comprar e ir a la farmacia.

Todo esto genera incertidumbre. ¿Qué actividades puedo hacer con los niños? ¿Se deben seguir dando clases? ¿Cómo lo hacemos? Para ayudar a los docentes y las familias a adaptarse a esta nueva situación, hemos contactado con tres expertos que nos dan algunos consejos. ¡Toma nota!

 

Fernando Alberca

Orientador, profesor y asesor educativo.

A los docentes les diría que fueran muy flexibles: solo son útiles si lo que mandan en estos días sirve para ayudar en un horario ocupado, distraerse y seguir aprendiendo, pero no si se convierten en fuente de ansiedad, más preocupación o impotencia, como estoy observando en alumnos/as que me escriben. Lo importante no es seguir con la escuela: en momentos de crisis, la realidad se impone y la escuela se convierte (¡aleluya!) en su origen: un medio para ser feliz. Por eso recomiendo máxima flexibilidad, optimismo, aliento, acompañamiento afectivo y confianza en que el alumnado se regule los tiempos, porque cada casa es un mundo ahora más que nunca.

Respecto a las familias, les aconsejaría que aprovechasen este tiempo histórico, para aprender una nueva forma de convivir y educar. Más sincera, esencial, donde las normas se humanizan, donde se limita forzosamente la sobreprotección y concretamente les aconsejaría: 

  1. Horarios de levantarse claros y exigentes (a la hora que sea). De acostarse, algo más tarde que de costumbre (vale con 20 minutos para tener sensación de fiesta).   
  2. Jugar mucho y jugar diariamente si es posible a juegos de mesa, todos si es posible, o por grupos.
  3. Horario de trabajar (tareas escolares u otros aprendizajes de hobbies, dibujar, etc), al menos cada mañana 3 horas y por la tarde 1.
  4. Ver películas juntos en el salón. Por ejemplo después de comer y después de cenar. Cada vez que elija uno o una.
  5. Que los hijos hagan algo divertido que muestren a los demás: un teatro, una clase de experimentos, contar chistes, un monólogo…
  6. Aparcar los móviles -en un lugar del salón todos los dispositivos juntos, aprovechando que nada es ya urgente ni se necesita para comunicar con la familia de dentro de la casa- durante más de la mitad del tiempo en que se está despierto. Utilizar la tecnología para ver cosas curiosas y ver a la familia, enseñando los hijos sus posibilidades. 
  7. Exigir que todos ayuden en las tareas domésticas. Por fin el castigo no podrá ser «no ir a jugar al fútbol», ni «quedarse sin salir», con lo que ganaremos y volveremos al origen del castigo: basta nuestra insatisfacción manifiesta que ya es un castigo, y volver a exigirle lo que deba hacerse de nuevo, con paciencia y confianza.
  8. Leer libros si gusta y si no, leer recetas de cocina, revistas digitales de motos…
  9. No hablar del tiempo que falta para la solución: será largo y cuanto más largo sea más educada puede resultar la familia entera. Aprovechar para educar cómo se puede ser feliz, optimistas y realistas en toda circunstancia, esta también. Si lo aprenden estos días, lo serán siempre, cuando el virus pase.
  10. La convivencia tiene su fundamento en la dignidad de todos: porque para ser feliz el camino más corto es intentar hacer felices a los que están en casa, con sus defectos. 

Aprender todo esto estos días, daría la felicidad, y el coronavirus habría, indiscutiblemente, compensado.

 

María Jesús Campos Osa

Psicóloga educativa que interviene con menores que presentan dificultades de aprendizaje, así como con sus familias, ofreciendo pautas y recursos para su desarrollo y aprendizaje.

Lo primero de todo es explicar a los menores que nos encontramos en una situación excepcional, que esto no son vacaciones, sino que es una situación nueva a la que todos tenemos que adaptarnos día a día. En relación a esto, es fundamental el punto de la comunicación, que es clave entre los miembros de la familia, pero también con los docentes. Actualmente los padres y madres son los ojos de los docentes con respecto a la realización de las tareas, dificultades encontradas, comprensión de contenidos, etc.

De ahí que haya mensajes, a través de las plataformas que se emplean, informando de estos aspectos para que los docentes puedan tomar decisiones y reorganizar tareas, por ejemplo. Por parte de los docentes, es interesante que envíen mensajes personalizados a los menores, dirigiéndose a ellos cuando reciban tareas, por ejemplo, en el que se valore el esfuerzo y trabajo realizado. Para las familias, mensajes de calma, apoyo y comprensión en esta situación, que no es sencilla para ninguna de las partes. 

En los hogares se aconseja establecer un horario de trabajo para los menores, acorde a su edad, necesidades y características. En esa distribución horaria hay que delimitar tiempo de trabajo y tiempos de descanso, alternando entre materias más complejas y más sencillas o accesibles para los menores. Evidentemente, esto variará según los menores y sus necesidades. 

También hay que ser flexibles, cada día se viven estados emocionales diferentes, se viven situaciones distintas, y hay que afrontarlo, sentarse a hablar, analizar lo que sucede y buscar alternativas conjuntas. Mucho ánimo en esta etapa que estamos viviendo todos. Recordad tres aspectos clave, comunicación, apoyo y respeto.

 

Patricia Ramírez Loeffler

Psicóloga, escritora, conferenciante, divulgadora en distintos medios de comunicación y redes sociales.

Estar en casa confinado nos cambia por completo lo que hasta ahora nos daba seguridad: nuestro ritmo habitual y nuestras rutinas. Normalmente, cualquier cambio que introducimos en nuestra vida, requiere de paciencia y de tiempo. Y justo no somos duchos en esto. Ni solemos tener paciencia, ni hemos tenido tiempo para adaptarnos al confinamiento. Así que en estos momentos necesitamos:

Volver a establecer una rutina nueva

En la que se incluyan horarios fijos para atender a los profesores en las clases virtuales. Y un horario para realizar actividades escolares. Necesitamos también un tiempo para el ocio, físico y mental. No se puede salir a entrenar ni a desfogar la energía que tienen los niños al parque ni a practicar deporte. Así que habrá que habilitar en casa un espacio para hacer algo de ejercicio con los niños. Y tener horarios para levantarse y despertarse, comer, ducharse como los tienen durante los días de clase. 

Empezar a practicar técnicas de meditación

Niños y niñas pueden aprender desde muy temprano a meditar. Existen libros maravillosos como “Tranquilos y atentos como una rana”, que traen un cd de meditaciones incorporado para niños a partir de los 4 años. Meditar permitirá que los niños encuentren serenidad en estos días en lo que lo normal es estar nerviosos. Y les ayudará a gestionar sus emociones.

Trabajar la paciencia

Estos momentos requieren de paciencia. Saber esperar es clave en la vida y está relacionado con el éxito profesional y personal. Tener paciencia es mantener una buena conducta mientras llega tu turno, mientras los demás se sientan a comer en lugar de empezar a comer el primero. Saber esperar es respetar a la madre que está hablando por teléfono sin interrumpir. 

Existen muchos ejemplos en casa que pueden ayudarnos a que los niños y los adultos entrenen su paciencia. 

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