Las fábulas son uno de los géneros orales más antiguos de la humanidad. De hecho la palabra fábula viene de hablar, y en concreto, tiene el significado de historias para ser contadas. Por eso desde hace siglos y hasta hoy se enseñan valores con fábulas.
Todas tienen las mismas características: son relatos breves, pensados para ser narrados de manera oral, con una lección final, y forman parte del imaginario colectivo en todas las culturas. ¡El mundo sigue cambiando pero ellas siguen ahí!
¿Cuántas veces habrás escuchado la importancia de educar en valores? No es fácil, y tanto en casa como en la escuela, el camino más seguro no es el más directo. Es decir, no es suficiente con decir lo que está bien y está mal desde los primeros años, sino que es importante que lo vean y experimenten.
El elemento narrativo es la clave para aprender valores con fábulas: a través de una sencilla estructura de introducción, nudo y desenlace con lección final, los más pequeños se identifican con el problema de los personajes que les empujará a reflexionar cuando llegue la moraleja final.
6 razones para aprender valores con fábulas… y algunas cosas más
- Comunicación y vínculos
Una de las razones por las que se interiorizan valores con fábulas es el refuerzo de los vínculos y la comunicación entre generaciones que permiten. Las fábulas se deben contar, verbalizar, compartir… y todas esas acciones permiten estrechar las relaciones con los más pequeños.
- Personificación de valores
Los valores son conceptos abstractos y, como decíamos, no son fáciles de transmitir directamente. De hecho, los más pequeños los aprenden observando acciones y palabras que repiten. Las fábulas nos permiten identificar esos valores en acciones y personajes concretos y así poder interiorizarlos.
- Empatía hacia otros seres
Relacionado con lo anterior, la personificación de animales contribuye a desarrollar su capacidad natural para la empatía hacia los animales, especialmente a lo largo de la Educación Primaria (6-12 años) cuando ya tienen una percepción de sí mismos en un entorno más amplio.
- Fomento de la imaginación
El alimento de la imaginación y la creatividad es pensar mundos alternativos, donde se rompan las leyes que funcionan en el nuestro. Por eso las fábulas son la gran herramienta en los primeros años de vida. Intenta siempre ir más allá, permitiendo que imaginen finales alternativos, o que escenifiquen la historia que acaban de leer o escuchar.
- Amor por los libros
Una relación íntima y divertida con los libros en los primeros años como la que fomentan las fábulas, marca la vida mucho más de lo que pensamos. Si los libros han sido un refugio o fuente de diversión y aprendizaje, lo continuarán siendo durante la vida adulta.
- Estimulación de la memoria
Las propias características de las fábulas, que son relatos breves y bien estructurados, están pensadas para ser recordadas y transmitidas de generación en generación. Por eso ordenarán y estimularán la memoria de los más pequeños gracias a su experiencia emocional, para que a partir de esa estructura puedan construir el resto de aprendizajes.
2 libros para descubrir las fábulas
Si a todo eso le añadimos un ingrediente lúdico y lleno de beneficios como el puzle… ¡tenemos un material educativo de primera categoría! 12 páginas ilustradas por Marisa Vestita con 5 puzles. Un libro-puzle es la manera más divertida de aprender valores con fábulas.
Las Fábulas de Esopo son un tesoro de nuestra cultura que ha influido durante siglos, capaz de hablar de los grandes valores como la humildad o la tenacidad de una manera atractiva. Piensa en fábulas tan conocidas como La cigarra y las hormigas o La liebre y la tortuga.
Un clásico de la literatura europea como las Fábulas de La Fontaine se convirtió en el modelo para todos los escritores posteriores, recogiendo la sabiduría antigua y dándole una frescura narrativa y un toque de humor atractivo para los más pequeños.
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