Aunque los hayamos olvidado, la importancia de los primeros recuerdos es tal, que se ha demostrado que de ellos depende la configuración de la personalidad adulta. Nuestra relación con los demás o con nosotros mismos, o nuestra capacidad para resolver problemas entre otras cosas, depende de ellos.
Y quizás más importante aún, nuestras emociones y vínculos con los que nos rodean. ¿Qué haces con un amigo o familiar cuando lo vuelves a ver después de un tiempo? Compartir recuerdos, porque ellos son los que te permiten estrechar vínculos emocionales.
¿Qué pasa con los primeros recuerdos? El fenómeno que Freud designó como “amnesia infantil”, consiste en que no recordaremos aquello que vivimos durante los primeros tres o cuatro años de vida.
Aproximadamente a partir de los siete años es cuando los olvidamos. La psicología del desarrollo ha propuesto algunas teorías, pero aún no sabemos con exactitud la razón de que no recordemos los hechos de nuestros primeros años de vida.
Que en la actualidad tengamos tantas fotos colgadas en las redes sociales nos puede hacer creer que es suficiente para atesorar los recuerdos y aprovechar los beneficios de ello. ¡Pero no es así!
Los primeros recuerdos son importantes entre otras cosas porque nos ayudan a estructurar la memoria, pero sin una organización de los recuerdos y una lógica narrativa, eso no ocurre. La simple acumulación de fotos no lo logra: debemos darle sentido.
¡Padres y madres tienen el papel más importante en todo esto! De ellos no sólo depende qué tipos de vivencias tendrán sus hijos en los primeros años, sino también cómo las recordarán y cómo le darán sentido para aprender de ellas.
5 beneficios de conservar los primeros recuerdos
Quizás seas esa madre o padre que guarda objetos o dibujos durante años, en cajones donde acumulan polvo. ¡Te entendemos perfectamente! Seguramente te empuje a hacerlo la voluntad de detener el tiempo, la posibilidad de acudir siempre al pasado…
La llegada de un nuevo miembro a la familia es un acontecimiento que hay que celebrar tanto como preparar. Una de las cosas importantes, teniendo en cuenta lo importante que será para su futuro, es la conservación de las primeras vivencias.
Por eso te contamos 5 razones de peso para que no sólo conserves y registres los primeros recuerdos, sino también para que les des sentido.
- Autoestima y confianza
El sentido de la propia identidad depende del sentido que le demos a los primeros recuerdos. Algo crucial para la autoestima y el fomento de una confianza en sí mismos, que permitirá que exploren el mundo y aprendan de él.
- Autonomía
Evocar el conocimiento de todo aquello alojado en la memoria significa plantar raíces sólidas, y es la mejor manera de preparar a los más pequeños para que crezcan con capacidad de autonomía en la autogestión del aprendizaje o de las propias emociones.
- Resiliencia
En la capacidad para afrontar la adversidad tienen un papel importante los hábitos. Sin embargo, los primeros recuerdos son la base de una identidad sólida y también los cimientos de una persona resiliente en la adolescencia y la vida adulta, que les permitirá salir reforzados de situaciones difíciles.
- Relaciones sanas
Relacionado con lo anterior, una persona que desde los primeros años le ha dado sentido a sus vivencias pasadas y al desarrollo de su propia personalidad, tendrá una mayor facilidad y madurez para relacionarse con los demás y será proclive a relaciones sanas.
- Autoconocimiento
Quizás lo más importante de conocerse a sí mismo, es la capacidad de reflexionar sobre los propios miedos y características personales. Y con ello, ser capaz de convertir las vivencias en experiencias, de tal forma que podamos aprender de ellas a lo largo de toda la vida.
Un álbum desde los primeros días
Como te decíamos, lo más importante en la conservación de los primeros recuerdos es ser capaces de darles un sentido narrativo. Es decir, que estén organizados, dispuestos y rodeados de los elementos necesarios para contar una historia, que es nuestra propia historia.
Por eso, el álbum Mis primeros recuerdos está diseñado no sólo para conservar todos los recuerdos del recién nacido, sino también para organizarlos en una historia narrada en primera persona en la que tú eres el protagonista: “la primera noche que pasé en casa dormí… horas”, “la primera vez que dibujé un círculo”…
Precisamente se centra en los 3 primeros años de vida -aquellos que no recordaremos después- a lo largo de los cuales puedes incluir fotografías y personalizar todos los detalles que hacen que cada nueva vida, sea algo único e irrepetible.
Un álbum en una edición muy especial, que vincula recuerdos, memoria y emociones, incorporando en la portada un doudou de osito para acariciar y abrazar. Un regalo para disfrutar desde los primeros días, que te acompañará durante toda una vida.
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