La temporada de incendios ha empezado pronto y con virulencia. En Castellón o Asturias el fuego ya ha arrasado miles de hectáreas de bosque. Al mismo tiempo, la sequía que sufre el país se ha recrudecido durante los últimos meses.
Qué está pasando
El primer gran incendio forestal de 2023 empezó el 23 de marzo en Castellón: 18 días activo y más de 4700 hectáreas de bosque calcinadas. Días después prendía otro incendio en Lugo (1.490 ha) y más de 90 en Asturias (20000 ha).
Según el Sistema de Información Europeo de Incendios Forestales, en 2023 han ardido más de 53000 ha, la peor cifra de los últimos 20 años. El invierno ha sido inusualmente cálido y la primavera está siendo seca y con altas temperaturas.
En amplias zonas del país las precipitaciones son excepcionalmente bajas. Hay sitios donde no ha llovido ni una gota en los 100 primeros días del año. En consecuencia, las reservas de los embalses se sitúan en un 51,2% de su capacidad, muy por debajo de la media (67%). La peor situación es la de la cuenca del Guadalquivir (25%) y Cataluña (26%).
Sitúate: un poco de contexto
Según AEMET, España ha iniciado el tercer año de una sequía meteorológica de larga duración que afecta a casi todo el país. El problema es continental: Europa sufre la peor sequía de los últimos 500 años.
Es uno de los efectos más graves del cambio climático. Hablamos de sequía meteorológica cuando las lluvias son inferiores a la media y de sequía hidrológica cuando la reserva de los embalses es muy escasa.
De ahí derivan la sequía agraria, que afecta a los cultivos, y la socioeconómica, que impacta en la sociedad y la economía. Por último, la sequía ecológica daña los espacios naturales. Después de la sequía viene la aridez, la carencia estructural de agua.
Cuál es su impacto
La sequía y el calor aumentan el riesgo de grandes incendios forestales, con graves consecuencias: personas fallecidas, pérdida de bienes, desalojos y miles de hectáreas de bosque perdidas. La escasez de agua perjudica también a la ganadería y la agricultura, donde no solo peligran las cosechas sino la vida de los propios árboles, y tiene efectos devastadores en espacios naturales.
La sequía impacta en la economía y la vida de las personas, pues exige medidas contundentes. Es el caso de Cataluña, que el 6 de marzo declaró en algunas zonas el estado de excepcionalidad por sequía hidrológica. 6 millones de personas viven con restricciones como la prohibición de regar zonas verdes o llenar piscinas o limitaciones al consumo doméstico, agrícola o industrial.
El cambio climático provoca sequías cada vez más frecuentes, largas e intensas. La ciencia y la ecología son tajantes: no podemos seguir consumiendo agua como hasta ahora. Se debe ahorrar y reutilizar, en especial en el sector agrario, responsable del 80% del consumo hídrico.
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