¿Quién no ha oído hablar de Hansel y Gretel y la casita de pan, bizcocho y azúcar, de la bella princesa sumida en un sueño de cien años, o de una niña que debía llevar una canasta a su abuelita enferma vestida con una caperucita roja? Sí, los cuentos de los hermanos Grimm han traspasado todas las fronteras temporales y geográficas y son motivo de orgullo en Alemania.
Sin embargo, cuando los Kinder und Hausmärchen (Cuentos de la infancia y del hogar) de los hermanos Grimm (Jacob y Wilhelm), vieron la luz hace poco más 200 años, el proyecto no era tanto el de cruzar las fronteras, sino el de reunir todo aquello que había configurado el espíritu del pueblo alemán desde la Edad Media, como también lo comenzaron a hacer en otros países europeos.
Precisamente, al rastrear las fuentes y buscar las raíces de una tradición siempre acabamos encontrando los grandes temas universales y la fantasía que todo pueblo y época comparte. Pero los hermanos Grimm recopilaron relatos populares y le dieron forma de manera magistral.
El espíritu científico de Jacob se unió al espíritu poético de Wilhelm para que todos esos temas que aparecían en las leyendas y narraciones orales quedaran por escrito conservando la vivacidad popular, en una obra de recreación ejemplar para todos los que vinieron después.
Pero, ¿qué hace tan únicos los cuentos de los hermanos Grimm? En ellos está todo, lo mejor y lo peor: la magia, la imaginación y la libertad, pero también el mal, la violencia y el conflicto.
Más de un siglo antes, Charles Perrault ya dio una versión de algunas de esas historias en los famosos Cuentos de Mamá Oca (1697) donde siempre había una moraleja también para adultos. Walt Disney popularizó estas versiones, y siempre se recuerda que las adaptaron al público infantil.
Los propios hermanos Grimm eliminaron algunos matices violentos. Pero hay que tener en cuenta que eran hombres del siglo XIX y como buenos románticos, se sentían atraídos por los aspectos irracionales de la vida y les preocupaba el aspecto imaginativo y fantástico (también terrible) por encima del moralista y pedagógico.
Y aunque no se lo propusieran originalmente, se convirtieron en un gran éxito infantil. Los cuentos, entendidos como una narración fantástica, existen desde los orígenes de la humanidad. Por eso es tan importante su presencia tanto en el aula como en casa: son la herramienta más antigua y efectiva que tenemos para alimentar la creatividad e imaginación de los niños.
Como adulto quizás has olvidado que los cuentos tienen un contenido de verdad para los niños, cuando experimentan intensamente todas esas narraciones fantásticas que van formando su vida psicológica. ¡Por eso son una oportunidad para aprender y desarrollarse!
Cuatro formas de aprovechar los cuentos de los hermanos Grimm
- Placer estético y fomento de la lectura
Los hermanos Grimm tenían como fuente la cultura popular y como horizonte la forma literaria. Volver a leer sus cuentos es una forma de familiarizarse con la literatura de calidad como fuente de placer.
- Afrontar el miedo a lo desconocido
En todos sus relatos aparece la amenaza de lo desconocido como aquello siniestro, lo que está oculto a lo más familiar y cercano, que al mismo tiempo es una oportunidad para aprender.
- Reflexionar sobre valores humanos como la justicia
Si por algo se caracterizan los cuentos de los hermanos Grimm es porque abordan los grandes valores y problemas éticos con gran inteligencia y sutilidad, envueltos en símbolos. ¡Nada es evidente y todo hay que pensarlo!
- Fomento de la imaginación
¡A la inmensa labor de los hermanos Grimm les debemos gran parte de nuestra fantasía! Y es que sus relatos recogen toda la riqueza de la tradición oral y lo hacen construyendo mundos maravillosos en los que entrarás de inmediato y te quedarás a vivir.
Dos cuentos de los hermanos Grimm
Hansel y Gretel y Caperucita Roja pertenecen a la colección “Cuentos de siempre”. ¿A cuál si no? Ediciones que reinterpretan esas narraciones tradicionales y logran hacerlas brillar con una nueva luz, respetando a la vez su espíritu original.
Por otra parte, las ilustraciones fascinantes de Francesca Cosanti están a la altura de la desbordante imaginación de los cuentos de los hermanos Grimm y logran conectar con el imaginario infantil actual.
- Hansel y Gretel
“… una noche la mujer le dijo a su esposo:
– Mañana nos llevamos a los niños al bosque y los dejamos allí. Así tendremos dos boca menos que alimentar.”
El terrible inicio de la historia de Hansel y Gretel utiliza el miedo como un rito de iniciación: la prueba de madurez llegará cuando el destino en forma de pájaros les lleve hasta la casita de dulces. Detrás de la puerta de caramelo encontrarán una prueba que deberán superar.
Un cuento que nos enseña que a través de lo desconocido se puede llegar a lo familiar, y que vale la pena afrontar con valentía y coraje el difícil proceso de hacerse mayor.
- La Caperucita Roja
He aquí un ejemplo de que no siempre la versión de Perrault es más amable que la de los hermanos Grimm: mientras que en la versión del primero el lobo devora sin piedad a la niña, en la de los segundos un cazador logra rescatarla junto a su abuela.
De hecho, la tradición oral era mucho más cruda que la versión tanto de Perrault como de los hermanos Grimm, con elementos eróticos que se eliminaron pensando en el público infantil.
Es imposible contar cuántas versiones y lecturas existen de este cuento, donde también se ha visto un rito de iniciación femenina. El miedo a lo desconocido y la desprotección está en muchos elementos clave del cuento: la oscuridad del bosque, la ferocidad del lobo…
Dos cuentos que recogen las mejores lecciones de los cuentos infantiles de los hermanos Grimm en forma de final feliz: el sueño, renovado en la complicidad entre pequeños protagonistas y lectores, de que los valores y la inteligencia humana serán capaces de vencer todo lo malo que pueda existir en el mundo.
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