La relación entre familia y escuela depende de muchos factores pero es determinante que sea positiva y proactiva. Sin embargo, no siempre es fácil que exista comunicación entre padres, tutores y docentes y si existe puede ser difícil de gestionar. Hoy hemos querido preguntar a tres expertos, docentes todos ellos, cuales son los pasos imprescindibles para mejorar la relación con las familias y establecer una relación sana y eficaz entre los centros educativos y las familias.

Ana Ramis

Pedagoga, maestra y experta en relaciones familias / instituciones

Que la dirección de cada escuela asuma la responsabilidad de crear y mantener las condiciones para mantener unas óptimas (bien planificadas) relaciones entre familias y colegio. Una comunicación bidireccional, que genere diversos entornos confianza.

Que todos los tutores tengan capacitación para mejorar sus habilidades comunicativas  con los “otros adultos educadores”, los padres y las madres de los alumnos. Un estilo comunicativo generoso, asertivo y generador de confianza.

Que los docentes cambien la consideración que tienen de las familias, para entender que los padres y las madres de los alumnos son el entorno más próximo al que hay que abrirse y que ellos son el mayor capital humano, social y de recursos  con el que debemos contar.

Que todos (familias y docentes) entendamos que la educación sólo es posible en entornos de confianza, no de sospechas, ni reproches, ni de escaladas simétricas para demostrar quién sabe más de los chicos que son alumnos e hijos a la vez.

 

Joan Girona

Profesor durante 15 años en La Mina, un barrio de Barcelona, levantado como alternativa al barraquismo; activista y comprometido con el cambio social

Complicidad. No competencia entre maestros y familiares. Desde la escuela no se debe temer que interfieran en el trabajo de los profesores. Las familias tienen derecho a saber qué se hace con los alumnos. Tienen derecho a dar su opinión que no implica imposición. Los familiares son los primeros responsables de la educación. Unos y otras buscan lo mejor para sus hijos-alumnos.

Necesidad de entendimiento. No por hablar el mismo idioma se asegura el entendimiento. El vocabulario y el habla no siempre son los mismos. Clase social, historia, bagaje cultural e instructivo pueden ser distintos. Debe cuidarse.

Animar a la participación sin imposiciones. Cada familia tiene su escala de valores, sus horas de trabajo, la importancia que da a la escuela de sus hijos, su tiempo (que aparezcan poco por el centro escolar no implica que se despreocupen de los aprendizajes de sus hijos y mucho menos de su educación), sus prioridades económicas (móvil o salidas escolares).

 

Maria Jesus Comellas

Maestra, doctora en psicología y emérita de Ciencias de la Educación de la UAB

Tener en cuenta a los tres protagonistas de las relaciones.

El profesorado: desde la mirada profesional tiene oportunidades para liderar las relaciones con las familias y es fundamental crear prioritariamente una relación de confianza, reconocimiento y respeto a su idiosincrasia. Las prioridades deben centrarse en compartir hitos de madurez para promover los aprendizajes que pueden darse en el contexto familiar.

Las familias reconocer el Valor del espacio educativo y de los aprendizajes que ofrece la escuela en el momento en que se reconoce la individualidad de sus hijas e hijos.  Las posibilidades de dar respuesta a las demandas del profesorado se vinculan al respeto a su rol parental.

El alumnado. Debe ser el protagonista del proceso educativo y de los aprendizajes y su transmisor al contexto familiar, partícipe de los acuerdos que emergen entre sus adultos. Fomentar que puedan asumir las responsabilidades que se derivan.

 

Si te interesa cómo mejorar la relación con las familias te recomendamos ¿Por qué deberías abrir tu clase a las familias? y 5 estrategias para implicar a las familias en la educación.

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