En el Día Internacional de la Mujer, es esencial recordar y honrar las historias de aquellas que han marcado la diferencia. Este año, a través de cinco libros esenciales, te invitamos a sumergirte en la vida y los logros de mujeres extraordinarias, cuyas historias no solo inspiran sino que también enseñan valiosas lecciones de coraje, resiliencia y determinación.

1- Rosa Parks: Una Lección de Valor y Justicia

Mock up libro Rosa Parks. La lucha contra el racismo de Vicens Vives

El 1 de diciembre de 1955, en Montgomery, Alabama, Rosa Parks, una costurera afroamericana de 42 años, se negó a obedecer al conductor de autobús James F. Blake, quien le ordenó ceder su asiento a un pasajero blanco. Este acto de desobediencia civil no fue un impulso del momento; fue el resultado de años de injusticias y la expresión de un movimiento de resistencia en crecimiento.

Parks ya estaba activamente involucrada con la NAACP y su arresto se convirtió en el detonante del boicot de autobuses de Montgomery, un hito en el movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos, liderado por el joven pastor Martin Luther King Jr.

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2- Ana Frank: Un Espíritu Indomable

Ana Frank nació el 12 de junio de 1929 en Fráncfort del Meno, Alemania. La familia Frank huyó a Ámsterdam en 1933 tras la llegada al poder de Adolf Hitler y la instauración de políticas antisemitas.

El 6 de julio de 1942, la familia se ocultó en el anexo secreto de una oficina debido a la creciente persecución nazi. Durante los dos años siguientes, Ana escribió en su diario, una obra maestra de la literatura del siglo XX que ofrece una mirada íntima a la vida bajo el yugo del nazismo y la inquebrantable humanidad frente a la adversidad.

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3- Marie Curie: Pionera de la Ciencia

Marie Curie, nacida en Varsovia el 7 de noviembre de 1867, se trasladó a París para continuar su educación en la Universidad de la Sorbona. Allí, se sumergió en el mundo de la física y la química y descubrió dos elementos: el polonio y el radio. A pesar de enfrentar oposición por ser mujer, se convirtió en la primera persona en recibir dos Premios Nobel en diferentes campos: Física (1903) y Química (1911). Su trabajo no solo avanzó en la ciencia sino que también abrió las puertas para futuras generaciones de científicas.

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4- Mujeres Exploradoras: Aventureras del Conocimiento y el Descubrimiento

A través de ‘Mujeres exploradoras’, exploramos las vidas de aquellas que se atrevieron a desafiar los límites y explorar lo desconocido. Estas historias invitan a los más peques de casa a soñar en grande y a entender que el espíritu de aventura y la curiosidad son esenciales para el crecimiento personal y el descubrimiento.

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5- Coco Chanel: Reinventando la Moda y la Libertad

Coco Chanel no fue solo una modista; fue una revolucionaria que transformó la moda femenina y desafió las normas sociales de su tiempo. Su legado nos enseña el poder de la innovación y la importancia de forjar nuestro propio camino.

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¡No te pierdas nuestro podcast donde proponemos una propuesta didáctica para el Día Internacional de la Mujer! Puedes escucharlo aquí:

 

 

EMS1X14: ¿Sabemos lo que se reivindica el Día de la Mujer? En este podcast te hablamos de grandes referentes y sobre todo, de propuestas didácticas para tu aula. No sólo para el 8 de marzo, sino para todo el año: audios, vídeos, debates, recursos online… una buena caja de herramientas para llevar a clase la reflexión sobre los derechos de la mujer y la igualdad de género.

Links citados en el episodio:

 

También te puede interesar el podcast sobre el Holocausto o sobre el chat GPT.

Este Día de la Mujer, te animamos a reflexionar sobre estas historias y a celebrar las contribuciones de mujeres en todas partes. A través de la lectura, podemos descubrir las muchas caras del coraje femenino y recordar que cada uno de nosotros tiene el poder de influir en el cambio y hacer del mundo un lugar más justo e igualitario.

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1 Comment

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    Percy Carpio

    Dinastia
    Los tres príncipes Gupta y sus acompañantes montaban sus elegantes elefantes blancos. Los animales se deslizaban por una espaciosa avenida saturada de muros de piedra labrada que ostentaban los signos del reino. Los hermanos pasaban por debajo de altos balcones y sobre los pétalos de exótica fragancia que eran arrojados por los ciudadanos. Ante ellos, iban elevándose los imponentes muros y las grandes cúpulas que derramaban sus sombras sobre el camino que conducía hacia el palacio del emperador Otali. Finalmente, cruzaron por debajo de un gran arco de color blanco realzado con un reborde de borlas de mármol, que llevaba hacia los espléndidos jardines de recreo del monarca.

    Nirek el primer hijo de Otali, iba orgulloso por delante; Ojayit, el segundo hijo, lo seguía de cerca, atento a empuñar su filosa arma contra cualquier enemigo, y, asimismo, Nayakan, su hermano menor y otro virtuoso con las armas, iba detrás de ellos. Los seguían por detrás filas de guardias armados con lanzas. Al final, avanzaba un largo séquito de sacerdotes, esos viejos que se dedicaban al estudio de las leyes divinas, y que la pasaban encorvados sobre antiguos pergaminos. Todos recibían saludos alegres del pueblo.

    El nacimiento del príncipe Nirek ocurrió en una tranquila noche, mientras la plateada Luna daba su sereno rostro y se desplazaba a través de las estrellas. Otali estaba impaciente, pero sabía que la paciencia es como un árbol de raíz insípida que produce dulces frutos.

    ―¿Cómo esta ella? ―preguntaba Otali con el corazón exaltado.

    ―Mi Señor, su esposa Kuntana acaba de parir con salud un hermoso niño, tan luminoso como la Luna ―le contestó el médico principal.

    Unos días después, ocurrió la ceremonia para darle un nombre al bebé; se le bendijo y los sacerdotes le desearon una larga vida llena de riqueza y sabiduría. Después, el niño fue colocado sobre el regazo de su padre y recibió su bendición. El sacerdote principal ofreció su plegaria a los dioses y a los espíritus de los antepasados del clan, para poder obtener sus bendiciones. Los clarividentes predijeron que algún día, este ser realizaría memorables acciones, y sería él uno de los prodigios de su creador. Nirek sería grande en pensamientos y en hechos; el hijo de Otali tendría una razón elevada, sus acciones serían rectas y firmes, y sería por derecho, el emperador de Panyab.

    Ojayit era el segundo hijo de Otali, y era dos años menor que Nirek. Desde pequeño se notaron en él cualidades atléticas.

    ―Óyeme querida esposa ―decía Otali―. Pronto el pequeño despreciará la suavidad de tus manos ¡Porque montará el lomo firme de los elefantes de guerra!

    Al reconocer las habilidades de Ojayit, su padre le obsequió una espada de esplendor sin igual. Era un regalo de los dioses, y al recibirlo, Ojayit quiso convertirse en un gran maestro. La espada, estaba adornada con el rostro de un dios de oro en el centro del pomo, que descansaba sobre un fondo de esmalte negro. Además, tenía los símbolos del imperio tallados en el mango. Ojayit manipuló el arma, y sintió asombro cuando la hoja cortó el aire.

    Nayakan, el tercer hijo de Otali, compartía con Ojayit una virtuosidad innata en el combate. El amable príncipe de ojos oscuros, tenía un gran afecto por sus familiares, y los visitaba con frecuencia.

    Paramjit, padre de Otali, se destacaba por su rectitud, honorabilidad y habilidad para resolver problemas. Un día, consideró que era necesario que oficiales de prestigio, y guerreros expertos, impartieran la instrucción necesaria a sus nietos. Así, se embarcó en la búsqueda de los mejores instructores del reino para llevar a cabo esta tarea.

    Birendra era un general valiente y poderoso. Al saber las intenciones del antiguo emperador, se ofreció para enseñar los secretos de la espada a los príncipes Gupta, y el experimentado hombre se encargó muy bien del asunto. Sus palabras cortaban el velo de la ignorancia, y revelaban la verdad que yacía en el corazón de la batalla. El viejo guerrero dejó plasmadas en lienzos las enseñanzas de las artes bélicas, y la pluma danzó al ritmo de sus hazañas.

    Bajo la tutela de maestros de renombre, los jóvenes caminaron por el sendero de la guerra, ávidos de conocimiento, y sedientos de gloria. Aprendieron que la esencia del guerrero residía en elevarse por encima de las pasiones efímeras y los deseos mundanos; que la batalla justa abrazaba todas las escuelas, acogía todas las mejoras y exploraba los más nobles métodos, pero desechaba el ansia inerte de la conquista desmedida.

    Ojayit practicaba con la espada, y sus compañeros observaban la soltura de sus movimientos, la gracia de sus ritmos y la variedad de sus ataques. El príncipe practicó con esfuerzo hasta llegar a la excelencia, y al igual que sus hermanos, realizó el rígido entrenamiento cada día de la escuela militar.

    Los hermanos siguieron las enseñanzas con obediencia, y con el paso de los años, perfeccionaron sus conocimientos, y aprendieron conceptos filosóficos de la vida. Obtuvieron mayor fuerza física, manejaron el temor, mejoraron la concentración mental y, por supuesto, consiguieron el completo dominio de la espada. Los generales consideraban cualquier circunstancia que pudiera presentarse en una guerra. Los hombres adiestrados podían escalar altos muros y trasladarse por las fortalezas enemigas sin ser descubiertos. Además, aprendían con dedicación las distintas técnicas de pelea del Kalaripayatt.

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