César Bona

Es maestro y escritor, licenciado en Filología Inglesa y Diplomado en Magisterio en lengua extranjera.

Retrato de César Bona para la entrevistaGracias a sus múltiples proyectos vinculados a la educación infantil ha recibido varios premios, como el Magister de Honor por la Plataforma de la Escuela Pública, el premio Crearte del Ministerio de Cultura o la Cruz José de Calasanz, máxima distinción en educación en la Comunidad de Aragón. En 2015 fue nominado junto con otros 50 candidatos como uno de los mejores maestros del mundo según el Global Teacher Prize. Entre muchos de sus libros destacan “La nueva educación” (2015), “Las escuelas que cambian el mundo” (2016) y “Humanizar la educación” escrito más recientemente.

Hablas de que las escuelas deben educar en valores y dotar a los niños y niñas de herramientas que les hagan crecer como personas. ¿Cómo debe plantearse este tipo de educación?

En nuestra sociedad tendemos a educar cómo fuimos educados y considero que debemos hacer un cambio de mentalidad. Si miramos un poco atrás, durante la pandemia, nos damos cuenta de que la solidaridad y la salud, por ejemplo, han salvado miles de vidas. Asimismo, la creatividad y la capacidad de adaptación también han contribuido a que muchos negocios pudieran salir a flote. La crisis sanitaria debería servirnos para tomar consciencia de las cosas que son realmente importantes para el ser humano y, por lo tanto, las que debemos incluir en las escuelas.  

¿Qué cambios deberían producirse en la escuela actual?

Para poder hacer cambios en educación, primero deberíamos hablar de los cambios que deben producirse en la sociedad. La escuela no puede modificarse si la sociedad no apoya el cambio. Aspectos como la escucha o la participación deben potenciarse. Tenemos que darle más peso a la parte mental y social que la que se le ha dado hasta ahora. Todo esto debe ayudarnos a realizar una reestructuración, que nos permita potenciar la convivencia.

Y la tecnología… ¿Qué papel debe jugar?

La tecnología debe estar al servicio del objetivo que persigue la educación. Es decir, es una herramienta que nos tiene que ayudar a mejorar la relación que tenemos con nosotros mismos, con las personas que nos rodean y con el mundo exterior. Tiene que servir de puente entre unos y otros, y eliminar las barreras y dificultades que se interponen en el camino. 

Sin embargo, la propia tecnología a veces se convierte en un obstáculo…

Aunque parece una paradoja, en ocasiones puede convertirse en un obstáculo. Muchas veces estamos mirando el teléfono cuando nos encontramos rodeados de amigos y familia. No obstante, solo son matices que debemos perfeccionar, porque la tecnología en sí suma mucho más que resta y debemos seguir aprendiendo a utilizarla como un recurso muy útil para conectarnos unos con otros.

Otro de los aspectos trascendentes, la motivación. ¿Cómo la podemos trasladar al aula?

La palabra motivación siempre tiene que ir acompañada de lo que siente y lo que quiere uno mismo. El reto que tenemos en el aula es el de escuchar y conocer qué es lo que le motiva a cada alumno. Recuerdo que una vez, una madre de una estudiante  vino a hablar conmigo, y me preguntó qué podía hacer para que a su hija de 16 años le interesen determinadas cosas. Aquella pregunta la interpreté de manera un poco distinta, ya que lo que en realidad me estaba pidiendo era ¿qué puedo hacer para que a mi hija le interesen las cosas que a mí me interesan? Posiblemente, el punto de partida sea erróneo, ya que todos tenemos nuestros propios intereses y la clave está en saber escuchar a las personas que nos rodean. De esta manera empezaremos a conectar y a entender sus intereses y, entonces, todo fluirá más fácilmente.

Durante tu etapa en el aula, ¿cuál ha sido el proyecto que ha tenido más éxito y con el que consideras que los alumnos han sacado un mayor provecho?

Recuerdo una vez que tuve un grupo en clase que no se hablaban entre ellos y me parecía que, antes de enseñar cualquier asignatura, había temas más importantes que resolver. Para mí, la convivencia es un factor imprescindible en un aula y sin ella pierde sentido todo lo demás. Así que, decidí hacer una peli de cine mudo, donde los niños enemistados eran los protagonistas. Mediante esta actividad empezamos a hablar de las emociones y de cómo se sentían y conseguimos que, a partir de entonces, mejoraran su relación.

En tu último libro “Humanizar la educación”, hablas sobre cómo la crisis sanitaria puso al descubierto la realidad del sistema educativo ¿Qué efectos consideras que tuvo sobre el alumnado?

Como sabemos, la pandemia ha dificultado los niveles de socialización y contacto con el exterior, independientemente de la edad. No obstante, para los niños ha supuesto un problema aún más grande. Debemos tener en cuenta que un niño de 4 años ha pasado la mitad de su vida sin relacionarse y uno de 8 una cuarta parte de su existencia. Esto es terrible. Actualmente, estamos padeciendo las consecuencias de esta falta de relaciones sociales que provocó el confinamiento y, por ello, es muy importante que las escuelas hagan hincapié en promover la socialización y la estabilidad emocional de sus alumnos.

¿Si pudieras retroceder en el tiempo qué consejo hubieras dado a las escuelas?

No puedo dar ningún consejo, porque creo que lo hicimos lo mejor que supimos. Los docentes hicieron todo lo que estuvo en su mano para que la educación llegara a casa de todos los alumnos. En este sentido, la tecnología ayudó a que se establecieran conexiones y comunicaciones, aunque evidentemente nunca pudieron sustituir a una mirada o un abrazo. Como he comentado con anterioridad, el contexto no era ni mucho menos el ideal, pero como mal menor, la tecnología nos permitió mantener el contacto con nuestros estudiantes.

La pandemia ha sido una gran oportunidad para replantear la educación ¿Crees que vamos en el camino correcto?

No se puede generalizar porque depende de muchos factores. Por ejemplo, algunos docentes están haciendo grandes esfuerzos para retomar y mejorar la educación que dejamos antes del confinamiento mediante experiencias maravillosas en el aula. Pero en las escuelas los resultados académicos siguen teniendo mucho peso, cuando en realidad, lo que considero realmente importante es enfocarnos en la mejora del individuo y de las personas que le rodean.

©Foto: Asís Ayerbe

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