“Yo creo que lleva algo dentro de usted de gran valor” -le dice John Keating a su alumno Todd Anderson en una escena de Dead Poets Society (1989) antes de empujarlo a hacer un ejercicio poético de declamación improvisada. Una película entrañable que marcó a generaciones, utilizando la poesía en el aula como fuente de idealismo y rebeldía.

Definir la poesía es una tarea tan vana como imposible, pero lo que está claro es que tiene que ver con las emociones, ese rincón íntimo y personal que sólo cuando reflexionamos se convierte en sentimientos, y que tan difícil resulta de traducir en palabras.

Precisamente trabajar poesía en el aula abre la ventana a una paleta de emociones que se viven con intensidad durante la etapa escolar. Por eso las emociones deben ser el gancho para que descubran el sentido poéticoque tienen todos los alumnos y alumnas.

El amor, la nostalgia, la muerte, las injusticias… La visión poética de la vida sólo tiene que encontrar el tema de interés para despertarse en cada estudiante, cosa que además le ayudará a descubrir cosas de sí mismo y conocerse mejor, así como a darle alma al mundo que le rodea.

Lógicamente estudiar la técnica que hace posible la poesía es importante: las figuras retóricas, la métrica, el ritmo y la rima… todas las herramientas de los poetas y el entrenamiento como lectores; la técnica a la que al fin y al cabo, hace referencia su origen etimológico (poiesis: creación).

Sin embargo, para introducir la poesía en el aula resulta más efectivo apelar a ese fondo poético que todos los alumnos tienen. Y con ello, fomentar la capacidad de asombro, de mirar el mundo como si fuera la primera vez.      Libro doblado en forma de corazón para ilustrar la poesía en el aula Por eso, trabajar la poesía en el aula y la mirada poética enseña también a mirar los matices y la profundidad de la vida, todos aquellos detalles que pasan desapercibidos pero son tan decisivos.

En definitiva, la poesía en el aula, mejor vivirla antes que empezar a intentar definirla. ¡Incluso para intentar definirla hay que vivirla y hacer poesía! Si no, lee unos intentos que hablan de esa perspectiva diferente de la poesía sobre la realidad, que la enriquecen tanto como la cuestionan, en la voz de sus protagonistas:

  • Carl Sandburg (1878-1967)

“La poesía es el diario de un animal marino que vive en la tierra y espera volar por el aire”

  • Charles Bukowski (1920-1994)

“La esencia de la poesía es una mezcla de insensatez y látigo”

  • Federico García Lorca (1898-1936)

“Poesía es la unión de dos palabras que uno nunca supuso que pudieran juntarse, y que forman algo algo así como un misterio”

  • Martin Heidegger (1889-1976)

“Los poetas son aquellos mortales que, cantando con gravedad al dios del vino, sienten el rastro de los dioses huidos”

  • Julio Cortázar (1914-1984)

“No hay una definición de la poesía que a mí me convenza y sobre todo que convenza a un poeta”

5 propuestas para introducir la poesía en el aula

Decíamos que es mejor vivir y experimentar la poesía antes que comenzar a intentar definirla y analizarla. Pero, ¿cómo hacerlo? Aunque no haya una fórmula magistral que se pueda aplicar sin más, te ofrecemos 5 propuestas para vivir la poesía en el aula, con las que fomentarás la creatividad sin dejar de educar la sensibilidad.

  • Representación visualPapeles doblados y bolígrafo que ilustran poesía en el aula

La riqueza polisémica del lenguaje poético hace muy interesante actividades para hacer después de una lectura en grupo. Puedes proponer que busquen imágenes (fotografías, dibujos…) asociadas a un poema, lo que incitará al diálogo y el debate en torno a la poesía.

  • Escritura automática

La poesía consiste en jugar con el lenguaje y el surrealismo lo entendió como nadie. Un ejercicio magnífico, tan divertido como pedagógico, es el de la escritura automática siguiendo las instrucciones de André Bretón en su Primer Manifiesto Surrealista (1924). Búscalo en el apartado “Composición surrealista escrita, o primer y último chorro”.

  • La resurrección del cadáver exquisito

Siguiendo con el espíritu surrealista, “El Cadáver exquisito” es un juego con el que los alumnos experimentarán el espíritu de la poesía en el aula. No sólo se producirán extravagantes asociaciones de conceptos y palabras, sino que saldrá a la luz el subconsciente individual y colectivo de la clase.

Es muy fácil de organizar. Consiste en crear una cadena en la que cada uno de los miembros escribe una palabra, frase o verso, viendo sólo lo que ha escrito el inmediatamente anterior. Así, la composición completa se mantendrá oculta hasta el final, cuando la puedes leer en voz alta para toda la clase.

  • La música de la poesía y la poesía de la música

Descubrir la musicalidad que encierra el lenguaje es una de las maneras de enseñar a amar la poesía. Haz entrar la poesía en el aula con canciones, cuanto más cercanas a la sensibilidad de los estudiantes mejor: pídeles que busquen, por parejas, letras de distintos géneros musicales.

Ya en el aula, que las lean como poemas independientes descubriendo su musicalidad sin dejar de ser críticos, antes de escucharlas todos juntos incorporadas a las canciones.

  • Lecturas orientadas a la creación

Como todo artista, los poetas han leído mucha poesía antes de escribir y han bebido de una larga tradición con siglos de historia. Inicia a los alumnos en el arte de la poesía con lecturas que estén asociadas a un tema elegido previamente o a la estación del año en la que se encuentran.

Para culminar con una actividad creativa, pídeles después que escriban la suya, dividiendo el aula por grupos. A cada uno se le debe asignar un género y una forma diferente, desde sonetos y caligramas hasta haikus.

¿Cómo trabajas tú la poesía en el aula? ¡Cuéntanos tus experiencias!

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