Luchadoras, rebeldes, independientes, fuertes, con ideales… La literatura está llena de personajes femeninos que se enfrentan a su entorno y que luchan (o lo intentan) por ser las dueñas de su destino. Se han convertido en fuente de inspiración y de motivación.

Por eso, el Día de la Mujer nos parece una fantástica ocasión para recordar algunas de ellas:

  • Antígona

Sófocles fue el responsable de representar por primera vez el mito de Antígona, una mujer que desafía las órdenes del rey de Creonte porque defiende el derecho de enterrar debidamente a su hermano.

Antígona encarna la lucha por la justícia y acepta su destino, ya que defiende sus ideales hasta las últimas consecuencias. Sola, sin el apoyo ni de su propia familia, esta heroína griega representa la lealtad, la justicia y el profundo amor a su hermano.

En la disyuntiva sobre lo socialmente establecido o lo moralmente correcto, no duda en desobedecer y enfrentarse al poder, sin importarle un destino que sabe es trágico.

  • Madame Bovary

La obra de Gustave Flaubert fue muy criticada tras su publicación a mediados del s.XX por considerar a su protagonista una mujer sin moral y adúltera. Hoy se considera esta obra un excelente retrato social de una época en la que la mujer no tenía ni voz ni voto y está sometida a la vida matrimonial.

Las aspiraciones y las ilusiones de Emma chocan constantemente con la realidad y la insatisfacción, la frustración y la eterna búsqueda de la felicidad la acompañan durante toda su vida. Pese a intentarlo con todas sus fuerzas, acaba perdiendo la batalla.

  • Natacha Valdés

En palabras del propio autor de Nuestra Natacha, Alejandro Casona, se trata de “la mujer nueva, redimida y redentora, que en la primera mitad del siglo XX lucha por su incorporación a la universidad y a la vida pública”.

Así, presenta a una Natacha Valdés que consigue ser la primera mujer doctora en Pedagogía en España y crea a principios del s.XX un personaje plenamente vigente: una mujer luchadora, comprometida y con aspiraciones.

  • Tristana

De nuevo, la emancipación social y las ansias de libertad frente a las convenciones sociales definen un personaje femenino de finales del s.XX, en este caso la Tristana de Pérez Galdós.

Su protagonista aspira a realizarse y a ser libre, pero sus sueños se ven frustrados por no haber tenido una educación que le haya dado las herramientas para conseguirlo y por un amor que, una vez desmitificado, también frustra sus anhelos.

Ante un grave problema de salud, abandona sus ideales y acepta su destino: se casa y acaba sometida de nuevo a Don Lope, un viejo que de niña la maltrataba y, precisamente, activó sus deseos de libertad.

  • Penélope

Esperar 20 años a que su marido regrese de la guerra de Troya han convertido a Penélope en símbolo de la fidelidad. Para ello inventa un plan perfecto: promete a sus impacientes pretendientes que escogerá a uno de ellos cuanto acabe un sudario que cada noche vuelve a deshacer para no terminarlo nunca.

Pero más allá de la fidelidad, Penélope se enfrenta a los nobles de Ítaca que pretenden casarse con ella para hacerse con el trono. Su firmeza y determinación le permiten mantener su posición ante el asedio de los pretendientes y las críticas de su hijo.

  • Dorotea

Dorotea es la transgresión en El Quijote y no duda en desafiar las normas sociales para conseguir su objetivo: recuperar su honor como mujer y que Fernando cumpla su promesa matrimonial.

Se trata de una mujer inteligente y de fuerte personalidad que se desenvuelve a la perfección en un mundo masculino y demuestra sus capacidades como hacendada. Dorotea es una mujer instruida (poco habitual en la época), que coge las riendas de su vida y tiene un papel activo.

  • Petra

Petra representa la mujer moderna, inteligente y decidida en Un enemigo del pueblo de Henrik Ibsen. Es el gran apoyo de su padre en la lucha contra los intereses económicos y políticos y defiende la verdad y la moral: hay que denunciar que las aguas del balneario de la ciudad son un foco de infecciones.

Es idealista y lucha por las libertades: como maestra de escuela llega a la conclusión de que solo desde esta institución se puede regenerar una sociedad cuyos valores detesta.

Rosa Parks, una luchadora real

Pero más allá de la ficción está la realidad, con mujeres que no son personajes y que cambian el mundo desde su entorno con actos heroicos que nada tienen que ver con la ficción. Uno de los grandes ejemplos es Rosa Parks.

Su biografía es apasionante y su acto de no abandonar su asiento que, según la ley, debía ser para un blanco la han convertido en un símbolo de la lucha contra la segregación racial. Muchos de los adjetivos de los que hemos hablado son aplicables a Rosa Parks: valiente, luchadora, comprometida, con valores… ¡todo un ejemplo de inspiración y de lucha por los derechos civiles!

 

 

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