Cada vez más escuelas se están animando a construir un huerto escolar en su centro. ¡Y no es para menos! Porque esta herramienta didáctica permite poner en práctica una gran número de competencias y disciplinas al mismo tiempo. A través de diferentes tipos de preguntas podemos suscitar la curiosidad de los estudiantes y promover su interés por aprender conceptos, habilidades, actitudes y valores que con un método tradicional podrían resultar más aburridos y menos eficaces. ¡Si aún no dispones de uno y quieres sumarte a esta iniciativa…sigue leyendo!

Las escuelas rurales tienen la suerte de tener un terreno alrededor que acompaña y permite crear huertos escolares maravillosos. No obstante, las escuelas urbanas, muchas veces, no disponen de suficiente espacio o infraestructuras para ello. ¡Qué eso no sea una excusa! Ahora, hay iniciativas que te explican cómo crear huertos geniales con pocos recursos y con la ayuda de tus alumnos. Además, puede ser una buena manera de hacerles responsables y comprometidos con el huerto.

¡Si aún no te has animado a crear un huerto escolar, espera a leer los beneficios que puede aportar a los alumnos y alumnas y no te podrás resistir! Aquí te mostramos algunos:

  • Permitir probar, experimentar y aprender haciendo (learning by doing) hará que el aprendizaje sea significativo. Como nos recuerda Confucio “Escucho y olvido, veo y recuerdo, hago y entiendo”.
  • Promover una conciencia de cuidado y respeto por el medio ambiente. ¡Es una estupenda oportunidad para hablar de las medidas que se pueden adoptar para contaminar menos!
  • Impulsar valores como la paciencia, la responsabilidad, el compromiso, el compañerismo, etc.
  • Potenciar un trabajo colaborativo y cooperativo compartiendo tareas (plantar, regar, limpiar malas hierbas, etc.) que pueden ir rotando. Además, es imprescindible que haya una buena organización y que sean los propios alumnos que vayan adquiriendo esta responsabilidad a medida que estos obtengan la autonomía suficiente.
  • Conocer los productos autóctonos e identificar los que son propios de la época. Es genial que los alumnos sean conscientes que los productos que ellos plantan, cosechan y recogen, luego son los que se comerán en el menú semanal. Este hecho puede proporcionar una gran satisfacción y orgullo a los estudiantes.
  • Favorecer una alimentación saludable y equilibrada. Los propios alumnos conocen los alimentos que cultivan con lo cual están más abiertos a probarlos. ¡Es un buen momento para complementar estos buenos hábitos con unas rutinas de ejercicio físico!
  • Fomentar la participación de las familias, es decir, se puede pedir la colaboración de algún familiar que sea jardinero o jardinera para que comparta su conocimiento,  familiares que quieran participar en la construcción del huerto, prestando herramientas o incluso aportando la materia orgánica que producen en casa para hacer el compostaje.

¡Como habéis podido observar el huerto escolar es un recurso didáctico fantástico para promover el aprendizaje integral de los niños y niñas y por ello muchas escuelas ya han empezado a implantarlo. ¡No esperes más y empieza a construir el tuyo para que tus alumnos y alumnas aprendan el proceso de creación de una verdura o una fruta desde que se planta hasta que llega al plato para ser engullida!

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4 Comments

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