Mucho se está hablando de hacia dónde vamos en la educación de nuestros alumnos. Más allá de leyes, gobiernos y administraciones que condicionan los sistemas curriculares de cada país, hay un trasfondo que, a los que nos dedicamos a la educación de forma activa, nos preocupa mucho más.
Desde esta primera idea, marcaría tres grandes aspectos que quiero abordar, aunque sea de forma muy breve, en esta reflexión.
El primero pasa por la formación y el perfil que debe tener el nuevo docente; el segundo, por la formación que debe tener o ir adquiriendo el docente que se debe a una profesión que está sujeta a numerosos cambios, y más ahora que en mi opinión estamos en un cambio de paradigma educativo en lo organizativo, lo pedagógico y lo social; y, por último, la función social que tiene o debe tener la educación en estos momentos y que, por lo tanto, condiciona los dos primeros aspectos que he enumerado. Empecemos por esta última idea.
UNA SOCIEDAD GLOBAL, UNA EDUCACIÓN GLOBAL
Mucho ha cambiado nuestra sociedad, y lo sigue haciendo, para pensar que los compromisos y funciones de la educación son los mismos que hace apenas diez años.
Por poner un periodo de reflexión, me gustaría posicionar la educación de inicios del siglo XXI, año 2000, hasta esa cifra curiosa y atractiva como es el año 2020. Es decir, 20 años de evolución social vertiginosa que, si queremos analizar, ha cambiado el sentido de la educación y sus agentes en la sociedad.
En mi opinión, la educación tiene sentido si forma/educa a los ciudadanos para las necesidades que se demandan, es decir, para aquellos aspectos que el mismo devenir social está generando. De nada sirve que la realidad social vaya en una dirección y que la educación vaya en otra. Si es así, la educación y los educadores dejaremos de tener sentido rápidamente y, por ende, los centros escolares pasarán a ser lugares de cuidado o lo que los americanos llaman “day care center”.
Centrando todo esto y entrando en faena, pues estamos ante un artículo de reflexión y no lo que podría constituir un libro de sociología educativa, creo que las competencias sociales que nuestros jóvenes necesitan no son las mismas que nosotros necesitamos en su momento, y si esto no lo tenemos claro, estaremos apuntando con un punto de mira bastante desafinado y lejos de la diana.
Aún hay docentes que te miran perplejos cuando planteas en los cursos de formación o capacitaciones que hay que hacer tabula rasa en nuestra concepción de la educación y sus funciones y que hay que dar un paso adelante en esto del educar.
Pero, ¿qué competencias globales van a requerir nuestros alumnos para afrontar con garantías su desarrollo social?
Enumeraría las siguientes, para que usted pueda jerarquizarlas, cuestionarlas o valorarlas en su perfil actual como docente o persona vinculada a la educación: Liderazgo, alfabetización digital, comunicación, inteligencia emocional, emprendimiento, ciudadanía global, resolución de problemas y trabajo en equipo.
Son aspectos que no voy a priorizar ni discutir, e incluso creo que podría añadir alguno más, pero lo que tengo claro es que deben de ser las competencias sociales, y seguro que también podríamos discutir sobre este concepto “competencial”, que todo ciudadano a partir de 2020 debe tener en su ADN desde su salida de la escuela.
De esta manera, la ultima cuestión de mi reflexión, queda expuesta. Si esto es lo que un ciudadano debe adquirir, y debe emanar del entorno educativo, la educación debe estar orientada a ellos. Todos los aspectos memorísticos puros, dinámicas individualistas de trabajo y reflexión, la visión jerárquica y dependiente en la producción… quedan desterrados.
Dicho esto, pensemos en que aceptamos estas competencias como pilares de trabajo en nuestros centros educativos. A partir de aquí, habría que plantear la siguiente pregunta: ¿qué perfil profesional debe tener un docente de cara a los próximos años?, o dicho de otro modo, ¿qué profesores vamos a contratar en nuestros colegios para poder dar forma a los proyectos educativos que estamos planteando?
Pues ya sabe… busque profesionales con habilidades necesarias para liderar a esta nueva generación de “millennials”, con una visión global del mundo, que usan la tecnología para aprender y que necesitan apoyo emocional para poder resolver problemas y nuevas situaciones, como resultado de su constante emprendimiento.
He querido destacar determinados aspectos de ese nuevo perfil, que puedo resumirlo en profesionales de la educación con capacidad para liderar, que no exclusivamente instruir, profesionales con nuevas propuestas metodológicas orientadas al emprendimiento, al trabajo autónomo, a la reflexión y crecimiento personal y grupal, y que se apoyan en las tecnologías aplicadas a la educación para este proceso educativo y, por último, profesionales con una visión global del mundo.
Seguramente, leyendo detenidamente este último párrafo, se preguntará: ¿y dónde encuentro esta perla docente?, pues en eso estamos… El cambio es una realidad y muchos docentes ya han iniciado esa transformación personal para ponerse en la vanguardia de ese nuevo perfil del MAESTRO, que pueda atender las nuevas necesidades de este mundo que está ya presente y que por suerte… nos toca vivir.
Y para esta labor, también estamos los que nos dedicamos a la orientación y al apoyo de los que tenemos en nuestras manos el gobierno y desarrollo de organizaciones educativas, que más grandes o más pequeñas, urbanas o rurales, con más o menos recursos, tienen el reto de hacer ciudadanos del mundo.
¡Ah!, y, por último, no vaya solo por este camino. Es un verdadero atraso liderar desde una posición excesivamente distante de sus equipos de trabajo. Pero esto es otro cantar.
“Estamos en épocas de alianzas.”
José Navalpotro es Licenciado en Psicología Escolar por la Universidad Complutense de Madrid, Máster en Dirección de Centros Educativos por la Universidad de Comillas y Máster en e-business por la Universidad Ramón Llull de Barcelona. Ha dirigido el Postgrado de Experto Universitario de Directivos Escolares del Cseu la Salle y ha sido formador en programas de Dirección Escolar del Ministerio de Educación. Actualmente es director de Formación e Innovación de la Editorial Vicens Vives.
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