El primer día de clase los nervios están a flor de piel, pero no solo para los alumnos que encaran el nuevo curso. También para los docentes es un día de estreno, de emoción y de intensos retos que afrontar los próximos meses. ¿Qué se le podría decir a un profesor en su primer día de clase? Hemos lanzado esta pregunta a Eduard Vallory, Pau López y Jaume Funes y nos han contestado con inspiradoras palabras.
Eduard Vallory
Presidente del centro UNESCO de Catalunya
Que en su primer día de clase piensen en la individualidad de cada niño y niña. En los vínculos emocionales de los que precisa. En su dignidad, en sus sueños, en sus potencialidades.
Que piense en los retos que va a tener que vivir como persona, como ciudadano/a, y como profesional, en un mundo caracterizado por la complejidad y la incertidumbre, por la conectividad permanente y la fuerte cultura de la imagen, por los grandes retos globales que incluyen el cambio climático y sus consecuencias, la intolerancia y violencia y las desigualdades crecientes, y por el cambio tecnológico exponencial, que transformará cada vez más nuestras vidas, los modelos productivos y los trabajos existentes, y creará nuevos e importantes dilemas éticos (como la genética o el nuevo contrato social) a los que la ciudadanía deberá hacer frente.
Todo esto debe hacernos replantear el propósito, el porqué de la educación, y el qué y el cómo del aprendizaje. Aunque el docente crea que todo esto queda lejos de su día a día, en realidad es lo que dará sentido a su trabajo y, por tanto, lo que debe ser motor del cambio, tanto el que el docente podrá generar en su día a día como aquél al que podrá contribuir en su centro y en el conjunto del sistema.
Pau López
Coordinador del Máster del Profesorado de Secundaria de la Universidad Ramón Llull
Mirándole a los ojos:
– “¡Vamos allá muchacho! Hoy es un gran día. Disfrútalo, sumérgete, vívelo como una experiencia única, sin miedo y con toda tu pasión. Estos peques te esperan como lluvia de mayo.
Sorpréndeles con unos malabares, una guitarra, un acertijo, un cuento, una poesía, un dibujo….lo que se te dé mejor, pero sorpréndeles. Mírales uno a uno, y que lean este mensaje en tus ojos: tú me importas. Y no te preocupes en exceso por el contenido, la metodología y los materiales para la clase. Si lo has preparado minuciosamente todo saldrá bien.
A veces aparecen temores: ¿Y si me hacen una pregunta que no sé contestar? Con el tiempo valorarás las preguntas comprometidas y les responderás: Sí señor, muy buena pregunta, ni idea ¿alguna más para mañana? Y te quedarás tan pancho.
Lo que importa son aquellas caras que sonríen, te miran y admiran…todo lo demás sólo es envoltorio… o no”. Vamos, que te esperan.
Jaume Funes
Psicólogo, educador y periodista
Por primera vez en tu vida profesional, un grupo de chicos y chicas estarán por ti (lo que no significa que estén dispuestos, sin más, a escucharte). Comienzas a poner en marcha tu principal proyecto: llegar a ser una persona significativa en sus vidas. Eres y serás siempre (a pesar de las leyes, los currículos y las administraciones) alguien que construye oportunidades para su humanización.
No intentes enseñar lo que aprendiste. Aplica lo que ya sabes de pedagogía para ayudar a descubrir. Recuerda que cada etapa de sus vidas es diferente y necesita una maestra, un profe singular. Si hablas de metáforas, ten en cuenta su amor adolescente. Si con diez años se creen todo lo que les dices, recuerda que les estás traspasando tu ilusión por saber más del mundo. Cada día te tocará trabajar para que entre la vida en la escuela, para que su escuela les haga competentes en vivir y convivir.
Además de los consejos para los docentes en su primer día de clase, también te puede interesar la opinión de los expertos sobre cómo mantener la pasión por enseñar o cómo enseñar a pensar en las aulas.
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