Las aulas, los alumnos y las herramientas pedagógicas han cambiado mucho y a gran velocidad en la última década, pero, ¿y los docentes? ¿Necesita las mismas habilidades un profesor de hoy que el de hace 40 años?

Hemos consultado a algunos expertos para que arrojen luz sobre el asunto: Antoni Zabala, Mikel Agirregabiria y Mercè Gisbert reflexionan sobre las cualidades de los docentes del siglo XXI.

Antoni Zabala

Pedagogo y presidente del Instituto de Recursos e Investigación para la Formación (IRIF)

La más importante de todas es la de cualquier educador de siempre: la capacidad de ponerse en el lugar del otro, la capacidad de querer a todos y cada uno de los niños y niñas desde su singularidad. Entender que la función del educador es la de ayudar al crecimiento y a la construcción de la identidad de las personas. La de aprovisionarlos de valores e instrumentos conceptuales y metodológicos que les permitan hacer frente a los diferentes retos que les planteará la vida en todos los ámbitos: el personal, el interpersonal, el social, el profesional, etc.

Esta es la cualidad previa e imprescindible. Las otras son las que se desprenden de ella: pensamiento estratégico, compromiso social, flexibilidad, proactividad, creatividad, cooperación. A todo esto se le ha de sumar un gran interés por aprender.

Mikel Agirregabiria

Responsable de Innovación Educativa (Bizkaia, España)

Las cualidades esenciales, las personales, de quien decida dedicarse a la docencia son las mismas que en otros momentos de la historia de la educación: amar e interesarse realmente por quienes aprenden gracias a su labor, ser buena persona, ofrecer un ejemplo de vida y de adicción al aprendizaje por todo lo humano, ser alegre con talante positivo, mantener el compromiso y las más altas expectativas de todo su alumnado, derrochar ternura y afecto para descubrir el talento mirando los ojos brillantes de quienes aprenden a su lado…

En el siglo XXI han cambiado las competencias docentes que requiere ser entusiasta de la innovación y de la investigación, de la cultura de evaluación, de una conexión interpersonal más abierta y ubicua que nunca, para recrear relatos de éxito, proyectos más transversales y combinar metodologías plurales.

Mercè Gisbert

Doctora en Ciencias de la Educación y especialista en Tecnologías aplicadas a la educación en la Universidad Rovira i Virgili

Desde mi punto de vista, las cualidades que el docente necesita son: capacidad de adaptación a un entorno social y educativo en continuo cambio, estrategias para formarse a la lo largo de la vida y competencia digital para afrontar los retos de la sociedad digital. Unido a todo esto deberá tener una visión del mundo muy amplia para poder entender una gran variedad de culturas, lenguas y religiones y para poder contextualizar el entorno personal de los estudiantes con los que tendrá que trabajar.

Creo que todos estos aspectos deberían ser los ejes sobre los que articular la formación  tanto la inicial como la permanente, al mismo tiempo que ésta debe asegurar su capacidad de entender y dominar los contenidos de las diferentes áreas curriculares. De manera transversal debería poseer unas buenas habilidades comunicativas tanto en un contexto analógico como en uno digital.

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