Los adultos no siempre tenemos en cuenta las emociones de los niños cuando interactuamos con ellos. Les interpelamos constantemente y a veces sus respuestas nos incomodan o enfadan. ¿Cuál es la raíz del problema? Seguramente no tenga su mejor día o algo que le está sucediendo le supera.
Hemos querido preguntar a tres expertos cómo de importante es que los más pequeños aprendan a manejar sus emociones. Eva Bach, Neus Ballesteros y Manel Güell nos dan sus impresiones.
Eva Bach
Profesora, formadora y experta en inteligencia emocional y comunicación
Es importante para conectar corazón, cuerpo y cerebro, nuestro mundo interior con el exterior y crecer con fortaleza afectiva. Las neurociencias han ratificado que somos seres racionales y emocionales a la vez. Pensamos y sentimos, y lo que pensamos y hacemos está influenciado por lo que sentimos. Detrás de cualquier conducta o pensamiento hay siempre algún sentimiento de fondo que lo impulsa. Tan importante es el conocimiento, el saber, aprender a pensar y a razonar adecuadamente, como aprender a sentir inteligentemente.
Comprender, modular y transformar las emociones es indispensable. Saber mucho o tener un buen nivel cultural solo tiene sentido si sirve para sentirnos bien con nosotros mismos, para que los otros se sientan bien con nosotros y para dejar una huella positiva a nuestro paso. Es preciso añadir la luz y la calidez del corazón a la razón y al conocimiento.
Neus Ballesteros
Formadora de formadores y de professionals del ámbito social y sanitario
Actualmente sabemos que las emociones, y cómo éstas son vividas y acompañadas desde pequeños, tiene una gran repercusión en el aprendizaje y en el desarrollo del niño, de la niña.
Los niños/as que van aprendiendo a manejar sus emociones crecen motivados/as para conocer, con curiosidad por su propio mundo y por el de su entorno, con empatía con los demás, con recursos para expresarse y relacionarse. Un buen manejo de las emociones da fuerza, autoconfianza y, en definitiva, una sana autoestima.
Aprender a gestionar las emociones -identificarlas, aceptarlas y expresarlas- para ir creando experiencias vitales satisfactorias en consonancia con lo que se siente y lo que se piensa, será una tarea de toda la vida que se verá beneficiada si apostamos por una alfabetización y una educación emocional desde la infancia.
Manel Güell
Consultor y formador
Si miramos de modo global y sistémica a los niños, constatamos que su funcionamiento vital depende de tres estructuras: su cerebro reptiliano (metabolismo, nutrición, seguridad), su cerebro emocional (equilibrio y gestión de las respuesta emocionales, memoria emocional) y su cerebro racional (pensamiento, voluntad, lenguaje). El bienestar de los niños consiste en un equilibrio y buen diálogo entre estas tres estructuras.
Por tanto, el manejo adecuado de sus emociones es clave para este bienestar y para su desarrollo. Se ha afirmado que existe una jerarquía entre estas estructuras. La básica es el cerebro reptiliano. Un niño si no está bien alimentado y seguro no está en condiciones de aprender. La segunda es el cerebro emocional que comporta una buena gestión de las respuestas emocionales y una buena autoestima. Y en tercer lugar, el cerebro racional. En consecuencia, para posibilitar el desarrollo integral y el aprendizaje, es preciso previamente un bienestar físico y emocional.
Durante el curso pasado reflexionamos con diferentes expertos sobre temas relacionados con la educación que te interesan. Descubre todas las preguntas, ¡elige la que te interesa y reflexiona con nosotros!
2 Comments
Qué maravilloso contar con Uds.
Por obvias razones aún no iniciamos el Año Escolar.
Sin embargo, todas estas ideas SON BUENÍSIMAS‼
GRACIAS
¡Muchas gracias! ¡Estamos encantados de que nuestras propuestas os sean de utilidad!