En los últimos años, nuevas disciplinas, nuevas teorías y las nuevas tecnologías lo han revolucionado todo; también han provocado un cambio relevante en la educación.
El alumno se ha situado en el centro del proceso de aprendizaje, lo que significa que se debe partir de sus necesidades e intereses para, mediante las metodologías más adecuadas, conseguir personalizar el aprendizaje y que sea significativo.
Por todo esto, es importante reflexionar acerca del rol que debe adoptar el docente frente a esta nueva perspectiva y descubrir cómo debe actuar el profesorado ante las metodologías más innovadoras.
David Calle
Ingeniero en Telecomunicaciones, profesor de matemáticas y creador de la plataforma Unicoos
El aula debe ser un lugar de descubrimiento, de experimentación, de debate, de trabajo en equipo. Los profesores en la medida de lo posible debemos dejar de ser la única fuente de conocimiento y convertirnos en un compañero de viaje, un guía, alguien que les acompañe y oriente mientras aprenden, incluso aprender con ellos.
Siempre desde la empatía, tratando de ser cercanos a ellos, firmes, pero cariñosos. Del mismo modo que un buen padre. Aportando toda la energía y pasión que podamos encontrar pues tenemos una gran responsabilidad, si bien es la más hermosa de todas las responsabilidades.
Por eso, sean cuales sean los recursos de los que dispongamos o las trabas que podamos encontrarnos, no debe haber nada que dejemos de intentar para que nuestros alumnos sean mejores. Las personas que podrán cambiar el mundo (y hace falta), ahora mismo están en las aulas.
Ingrid Mosquera Gende
Profesora adjunta en la Universidad Internacional de La Rioja, apasionada por la docencia y la educación. Doctora en Filología Inglesa. DEA en Psicología de la Educación. Bloguera de vocación.
El docente debe actualizarse de forma continua, no solo en cuanto a las metodologías, sino también en cuanto a los recursos existentes o a los contenidos de su disciplina.
Sin embargo esto no quiere decir que deba emplear todas y cada una de las nuevas metodologías que van surgiendo. Como suele decirse, el saber no ocupa lugar, pero implementar nuevas metodologías en el aula no siempre tiene que ser adecuado, puesto que no todos los profesores servimos para emplear todas y cada una de las nuevas metodologías docentes y, además, no todos los alumnos están preparados para todas esas metodologías.
Es decir, a la hora de escoger una metodología, esta debe adaptarse a nosotros como docentes, a los alumnos concretos y a los recursos de los que dispongamos en el aula y fuera de ella.
Con todo ello, debemos intentar usar diferentes metodologías, porque eso será positivo, tanto para nosotros como profesores como para los alumnos, ya que aprenderán de formas diversas, desarrollando diferentes estrategias, estilos de aprendizaje y activando distintas inteligencias y, al mismo tiempo, responderemos a la diversidad presente en el aula.
Sin embargo, debe ser una implementación realista y heterogénea: no debemos encasillarnos en una sola metodología, como acabamos de comentar, la variedad es buena para todos los protagonistas del proceso de enseñanza y aprendizaje.
Eduard Vallory
Presidente del centro UNESCO de Catalunya
Cito lo que dice la UNESCO en su reciente informe ‘Replantear la educación’ (2015): «Hay que formar a los docentes para que faciliten el aprendizaje, entiendan la diversidad, sean inclusivos y adquieran competencias para la convivencia, así como la protección y mejora del medio ambiente.
Deben fomentar un entorno que sea respetuoso y seguro, favorecer la autoestima y la autonomía y recurrir a múltiples estrategias pedagógicas y didácticas.
Los docentes deben mantener una relación fructífera con los padres y las comunidades. Tienen que trabajar en equipo con otros docentes por el bien de la escuela en general. Deberían conocer a sus alumnos y a los padres de estos, y poder establecer una relación entre la enseñanza y su contexto específico.
Deberían poder elegir los contenidos apropiados y utilizarlos con provecho en la adquisición de competencias. Deberían emplear tecnología, junto con otros materiales, como instrumentos del aprendizaje.
Conviene alentar a los docentes a que sigan aprendiendo y evolucionando profesionalmente«.
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Vivimos en una sociedad de cambio, donde la información es inmensa y cada vez más accesible a todos los individuos y por lo tanto, a los alumnos.
Muchas personas sigan empeñadas en la memorización, en la utilización de libros como única herramienta, y estos métodos ya no son efectivos a día de hoy. Los alumnos se cansan de aprender de forma sistemática y repetitiva.
Es por ello que el rol del maestro es una pieza fundamental a día de hoy. Su función no es sólo proporcionar información y controlar la disciplina, sino ser un mediador entre el alumno y el ambiente, dejando de ser el protagonista del aprendizaje para pasar a ser el guía o acompañante del alumno, donde le enseñe buscar su propia información, a crear su propio aprendizaje sin necesidad de utilizar el método tradicional de la enseñanza.