La creatividad es un bien preciado, que muchos piensan que está al alcance de unos pocos. Pero los expertos alertan que no es así, que creativos podemos serlo todos. En este caso, ¿cómo podemos potenciar la creatividad? ¿Cómo podemos hacer que nuestros alumnos y alumnas no pierdan por el camino esta capacidad? Gabriela Rubio, David Bueno y Mariano Baños tienen algunas claves que comparten con nosotros en el blog.
Gabriela Rubio
Escritora e ilustradora infantil y profesora en la escuela de diseño EINA
¿En 150 palabras una receta para inventar recetas?
La creatividad es la capacidad de dar respuestas inesperadas, de mantener muchas opciones abiertas, de simultanear tareas aparentemente diversas, conectándolas para lograr un nuevo camino por el que avanzar en pos de un resultado concreto.
La creatividad, es la capacidad de actuar eficazmente sin necesidad de recetas, de tal manera que, para ayudar a los demás a ser más creativos hay que hacer, sobre todo, dos cosas: conseguir que pierdan el miedo a experimentar, y lograr que se sientan seguros de poder llegar a un buen resultado. O como mínimo, a que se valoren los recursos que hayan puesto en juego para lograrlo.
En mi caso, trato de predicar con el ejemplo (y me sobran 148 palabras): la creatividad se potencia “con creatividad”.
David Bueno
Profesor e investigador de la Sección de Genética Biomédica, Evolutiva y del Desarrollo (Universitat de Barcelona); autor de Neurociencia para educadores (Octaedro / Rosa Sensat, 2017) y Cerebroflexia (Plataforma Editorial, 2016).
La creatividad es una característica innata en la especie humana. Forma parte del «kit» con el que nacen todos los niños, y que manifiestan a través del juego. El juego, cuando es libre, es siempre creativo. Por lo tanto, más que potenciar la creatividad se debería hablar de cómo hacer que disminuya menos, puesto que esta es la tendencia natural y social: ir perdiendo en creatividad.
Una de las muchas formas de contribuir a mantenerla es precisamente manteniendo tiempos libres no regulados ni reglados, a través de las artes -plásticas, musicales, etcétera.-, del lenguaje que también es siempre creativo y de la capacidad crítica sobre el entorno y uno mismo.
Mariano Baños
Profesor de Creatividad Publicitaria en la Universidad Abat Oliva
La creatividad se potencia igual que las matemáticas, la astronomía, la metalurgia, los idiomas, el arte floral, la pedagogía, la medicina, la fabricación del vidrio, el ballet clásico, la oratoria, la cocina, la macrobiótica, el diseño de zapatos, la química inorgánica, la arqueología submarina, la aerodinámica, la forja con vanadio, la conducción en mojado, la ebanistería, la criogenia, la tecnología de cafeteras, la fontanería, el cultivo hidropónico, la cata de vinos, la cirugía ortopédica, la teoría de los colores, la meteorología, la cristalografía, la fabricación de piscinas, el motor de explosión, la silvicultura o el ajedrez: estudiando.
La creatividad se potencia estudiando creatividad.
No es la única manera, pero sí es la mejor manera porque se avanza más rápido con las aportaciones de los demás, sin tener que hacer el camino solo aprendiendo de los errores.
Y también ayudan mucho la curiosidad, la ambición, el pensamiento ancho, la perseverancia, el gusto por el juego, la ausencia de ridículo y la necesidad.
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