Todos conocemos los beneficios que se derivan de un buen hábito lector pero nadie nace con una capacidad innata para desarrollarlo. Así pues, el cómo fomentar la lectura recae en las familias y las escuelas pero, ¿educamos con el ejemplo? ¿Cómo motivamos a los niños y jóvenes a leer? ¿Es necesario obligarlos a leer libros que no quieren? ¿Cómo evaluamos la comprensión lectora? Estas son algunas de las preguntas que nos surgen cuando pensamos en la animación a la lectura y por eso hemos pedido a tres expertos que nos resuelvan algunas de ellas:

Elisa Yuste

Consultora especializada en el impacto de la tecnología en la práctica y la promoción de la lectura y en las aplicaciones de las tecnologías de última generación en entornos culturales y educativos.

En el fomento de la lectura, como en el cualquier otra actividad compleja, no hay fórmulas infalibles. En la mayoría de las situaciones, se trata de una cuestión de ensayo y error hasta dar con una solución para cada caso. Lo que sí que hay que hacer, obviamente, es probar. Si bien no hay un patrón consensuado, sí hay aspectos clave que hemos de tener muy presentes:

  • El primero es el conocimiento de los lectores, ¿conocemos bien el perfil lector de nuestros alumnos? Si leen o no, por qué leen, qué leen, cómo leen, cuándo leen… son algunas de las preguntas para las que debemos encontrar respuesta en aras de poder realizar una selección adecuada de materiales de lectura.
  • Y este sería el segundo aspecto que hemos de abordar. Hay una lectura para cada lector sobre la que podemos empezar a construir un itinerario enriquecedor y provechoso y hemos de dar con ella, atendiendo a la calidad y el interés de la amplia y variada oferta de lecturas de distintas tipologías, géneros, formatos y soportes de la que disponemos. ¿Conocemos bien la oferta de lecturas disponible para el público infantil y juvenil?, hemos de preguntarnos. La adecuación de una selección de lecturas es clave en el desarrollo y resultados de cualquier actividad centrada en cómo fomentar la lectura.
  • Si al conocimiento de los lectores y de las lecturas añadimos una dimensión lúdica a las propuestas que diseñemos como factor de atracción, y el trabajo en grupo o la lectura compartida entre iguales como elemento de anclaje, estaremos muy próximos a ese binomio perfecto del lector y la lectura en el entorno escolar.

 

Javier Cortés de las Heras

Doctor en Ciencias de la Educación. Orientador educativo en instituto de educación secundaria. Autor del blog Revoluacion.

Diría que no con exámenes sobre un libro. Nadie lee una novela para examinarse de ella, eso sólo ocurre en la escuela. Matan la lectura con esta práctica.

Hay multitud de actividades que presentan a la lectura como una actividad lúdica y/o social, compartida: tertulias literarias, cortometrajes, dramatizaciones, creación de audiolibros, crear un canal de booktubers, visitas de autores o de lugares… La creación de textos también nos predispone a ser consumidores de lectura, un taller sería ideal.

Sin eliminar a los clásicos, ofreciendo diversas tipologías textuales y formatos, trabajando los procesos de comprensión lectora de forma paralela, creando seguridad y aumentando esta competencia en el alumnado.

 

José Manuel Del Amo

Profesor titular de la Universidad de Almería. Especialista en LIJ y en lectura en la era digital. Director del Grupo consolidado de Investigación HUM-754 (Estudios literarios y culturales).

El abordaje de cómo fomentar la lectura en la actualidad ha de partir necesariamente de una reflexión acerca de los cambios en los modos, comportamientos y hábitos lectores propiciados por la revolución tecnológica. Las investigaciones recientes en este ámbito evidencian la creciente tendencia de los jóvenes a entrar en la cultura escrita a través de la pantalla digital (Chartier y Scolari, 2019: 90). Realizan prácticas letradas (fanfics, booktubers, lectores beta…) que están fuera del circuito escolar.

Son, por consiguiente, narrativas deslocalizadas de la escuela (Lluch, 2013) con una extraordinaria potencialidad formativa. Este es el nuevo reto educativo: analizar los mecanismos de motivación hacia la participación e interacción en estas actividades de lectura y escritura que se desarrollan en escenarios virtuales con el fin de explorar su transposición a la educación formal.

Ahora bien, centrándonos en la pregunta formulada, debemos enfocar la cuestión distinguiendo entre lectura instrumental y lectura literaria.

  • En la primera, debe promoverse un desarrollo de la competencia lectora que permita transformar en conocimiento la hiperinformación que fluye sin filtros en Internet (Millán, 2008: 19). Se trata de integrar en ella las competencias informacional, digital y (trans)mediática para hacer ciudadanos capaces de participar activa y democráticamente en la sociedad.
  • Por lo que respecta a la segunda, necesitamos asumir un enfoque didáctico basado en:
  • a) el placer de la lectura (y, por tanto, su no obligatoriedad).
  • b) la selección de un canon de LIJ a partir de los gustos e intereses de los más jóvenes.
  • c) la formación de una competencia literaria que les permita enfrentarse progresivamente a textos de mayor dificultad comprensiva e interpretativa.

Además de cómo fomentar la lectura, también te puede interesar Decálogo para transmitir la pasión por la lectura a tus alumnos o La importancia de la lectura en el desarrollo del pensamiento crítico.

Compartir:
FacebookTwitterLinkedIn

Sin Comentarios

DEJA TU COMENTARIO

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *