En la formación de ciudadanos críticos es importante familiarizarse con conceptos como método científico, ley científica y teoría científica, y las vacaciones son un momento perfecto para hacerlo de manera divertida. Incluso desde las primeras etapas, cuando aún es pronto para comprenderlos, a través de experimentos sencillos, visuales y entretenidos.
Al fin y al cabo, los experimentos son observaciones controladas que dan mucha información y en el caso de los más pequeños, nos sirven para enseñar cómo funciona la ciencia y el método científico, una serie de procedimientos que emplean los científicos para llevar a cabo sus investigaciones.
Es decir, el camino más directo es la experimentación directa y práctica. Como nos recordaba Pere Estupinyà, todo comienza con el asombro, con aquello que no encaja en lo que sabemos, y el rigor en la investigación permitirá construir un conocimiento fiable entre todos:
La investigación científica genera conocimientos que, más tarde o más temprano, son aplicados en el desarrollo de innovaciones que inciden en nuestras vidas. La mayoría de las veces aportando beneficios, aunque desgraciadamente no siempre es así.
Por eso es tan importante enseñar el valor del conocimiento contrastado, la inversión en investigación y desarrollo, y el papel de la ciencia y la tecnología en el desarrollo humano. Y aprovechando las vacaciones, demostrar que no hay nada más divertido que experimentar y aprender cómo es el mundo que nos rodea.
5 experimentos divertidos en familia
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La magia de las plantas
Las plantas necesitan agua y luz para llevar a cabo la fotosíntesis y así crecer sanas, pero entender ese procesos de nutrición sobre un papel es más difícil y aburrido que observarlo directamente. Con este experimento, válido para primeros ciclos de Primaria, pasaréis un buen rato aprendiendo cómo las plantas fabrican su alimento. Sólo necesitarás 2 recipientes transparentes con tapa, agua, bicarbonato de sodio y alguna planta con raíz y hojas.
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Un huevo sorprendente
Coged tres huevos crudos y sumergidlos en tres líquidos diferentes que tengáis en casa durante 48 horas como mínimo. Una vez transcurrido este tiempo, anotad vuestras observaciones en una tabla que tenga tres columnas: huevo (1, 2, 3), líquido utilizado y qué sucede con el huevo. ¿Qué composición tiene la cáscara de huevo? ¿Qué propiedad tiene el líquido que ha podido causar este cambio en el huevo?
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Hielo caliente
Este es un experimento muy divertido para aprender cosas sobre las sustancias puras y las mezclas. Añade una cucharadita de bicarbonato de sodio a un litro de vinagre, que contiene ácido acético. Se obtiene una solución de acetato de sodio y agua, y se emite CO2. Durante una hora, la mezcla se calienta y el agua de la solución se evapora casi completamente.
Cuando ya se ha evaporado completamente el agua, se añade justo la cantidad de agua necesaria para disolver el soluto, el acetato de sodio. Así, se prepara una solución saturada. Finalmente, se vuelve a calentar la mezcla durante unos minutos y se introduce enseguida en la nevera. Solo así se consigue una solución sobresaturada, que ante cualquier cambio se desestabilizará. ¡Sigue los pasos en este vídeo!
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El globo mágico
Este es un famoso experimento familiar para primeras etapas de primaria, con el que aprendemos las reacciones químicas que hacen posible la formación de CO2 a partir del contacto entre el bicarbonato y un ácido. Podrás hacerlo en casa con lo que te ha sobrado del experimento anterior, pues sólo necesitas una botella, vinagre, bicarbonato y un globo. Con la botella llena hasta la mitad de vinagre, llenas el globo de bicarbonato y con cuidado, coloca la boca del globo en la boca de la botella. Al caer el bicarbonato dentro, ¡el globo se inflará solo! Consulta este vídeo si tienes cualquier duda.
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Sácale jugo al limón
Dejamos para el final uno de los experimentos más sencillos para aprender sobre algo que no lo es tanto: las reacciones químicas. Sólo necesitarás tres recipientes, zumo de limón y agua:
- En el primero, verted solo zumo de limón concentrado (o exprimido de un limón).
- En otro, preparad una mezcla 1:1 con agua (mitad de zumo de limón, mitad de agua).
- En el último, introducid una mezcla 1:2 (una tercera parte de zumo y dos terceras partes de agua).
Después, partid tres trocitos de tiza e introducid uno en cada recipiente. Ahora, anotad los resultados de la reacción al entrar en contacto con la tiza para el zumo concentrado, la mezcla 1:1 y la mezcla 1:2. En uno veréis un burbujeo intenso, en otro un burbujeo leve y en el último pequeñas burbujas. ¿Por qué? Porque cuanta más concentración de ácido (del zumo) hay, más rápida es la velocidad de reacción del carbonato de la tiza, y el burbujeo de CO2 que resulta, más intenso.
Para sacarle todo el partido a experimentos como este en el aula durante el año, no te pierdas las propuestas de Situaciones, un proyecto que parte de situaciones reales, plantea retos y guía al alumnado a través de un itinerario didáctico apasionante.
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