La LOMLOE ya está en marcha desde principios de este año, y es a partir de este curso cuando se comienzan a implantar algunas medidas concretas, como los cambios que afectan a la evaluación y las condiciones de promoción en cada etapa educativa.
Precisamente por eso, queremos comenzar a analizar qué nos dice la nueva ley sobre la evaluación, qué cambios introduce y en qué afectan al aula. Una aspecto de la docencia, además, que siempre presenta retos y es un punto de partida importante para diseñar programaciones didácticas.
Pese a tratarse de una ley educativa, con sus artículos y formalidad legal, más allá de cambios organizativos, hay una serie de principios pedagógicos que tienen que ver con el día a día del trabajo docente.
Como quizás sabrás, la LOMCE contemplaba estándares de aprendizaje evaluables muy específicos, que en la LOMLOE no tienen lugar. Ahora bien, tanto en la anterior ley como en esta, se habla de una evaluación “continua, formativa e integradora”.
La evaluación en la LOMLOE en 5 puntos
- La evaluación continua
En muchas ocasiones, entendemos la evaluación como el final o la culminación de un proceso educativo, que se materializa en un examen y una nota. Sin embargo, la evaluación es ese proceso y no el final. Si la entendemos así, podremos comprobar el ritmo y los avances de cada estudiante y del grupo.
Este enfoque nos debe permitir un seguimiento constante de la situación de cada estudiante, de tal modo que podamos intervenir con la suficiente antelación. En este caso, no se trata de calificar varias veces a lo largo de un curso, sino de corregir y mejorar el proceso de formación, y ser capaces de valorar habilidades y competencias.
- La evaluación formativa
La evaluación continua está muy relacionada con la función formativa de la evaluación. De hecho, si está bien planificada, una evaluación continua debe ser formativa, capaz de mejorar los procesos de aprendizaje y enseñanza, detectando las causas de las dificultades.
La autoevaluación es una de las herramientas más efectivas para que el estudiante adquiera habilidades metacognitivas, sea consciente del propio proceso de aprendizaje y aprenda a tomar decisiones en función de los datos recogidos. En definitiva, una evaluación que no interrumpa el aprendizaje sino que lo desencadene.
- La evaluación integradora
Más allá de los estándares de aprendizaje evaluables en los contenidos de cada materia, una evaluación integradora nos permite ir más allá de cada área, procurando que los estudiantes alcancen los objetivos transversales de cada etapa educativa.
Esto implica que el equipo docente ponga en común su experiencia, pero también que cada docente tenga en cuenta la integración de todas las competencias clave, más allá de su materia, de tal forma que la evaluación global tenga una coherencia.
- La evaluación diferenciada
La diversidad y la adaptación curricular debe impactar en la evaluación como lo hace en las metodologías. También en la evaluación, la nueva ley indica que se deben tomar medidas de flexibilización y alternativas metodológicas, para estudiantes con necesidades específicas de apoyo.
En este sentido, una evaluación diferenciada apuesta por valorar y tener en cuenta la mejora de un estudiante a lo largo del proceso de aprendizaje, que siempre es único para cada persona. Un enfoque que también se propone reducir las tasas de repetición y abandono escolar.
Eso sí, es el equipo docente quien debe decidir en cuanto a la promoción hacia un curso superior, teniendo en cuenta siempre que las medidas que se tomen favorezcan el progreso y la evolución académica del estudiante.
- La evaluación por competencias
La evaluación por competencias es una de las grandes cuestiones en la innovación educativa, y está muy relacionada con la evaluación integradora. Adquirir habilidades además de conocimientos es crucial para el lifelong learning (aprendizaje permanente) y la adquisición de una mayor autonomía, convirtiendo al estudiante en protagonista del proceso.
Además, a partir de 2023, la nueva ley contempla una “evaluación diagnóstica de competencias” en 4º de primaria y 2º de ESO, con carácter “informativo, formativo y orientador”, que nos puede servir para revisar criterios y metodologías.
Como puedes comprobar, al analizar lo que la LOMLOE nos dice acerca de la evaluación, y de su condición continua, formativa e integradora, tan sólo nos encontramos con distintas perspectivas de un mismo fenómeno.
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