Este año se cumplen 500 años de la muerte de Leonardo da Vinci en Francia, donde había sido nombrado pintor, ingeniero y arquitecto del rey Francisco I. Hablar de él es hablar del paradigma de hombre renacentista, y de una figura que ha servido de inspiración y ejemplo para muchas generaciones.

La vida y la obra de Leonardo da Vinci nos sirve para recordar que el conocimiento es indivisible por naturaleza. También es una magnífica lección para que los más pequeños puedan contagiarse de ese espíritu y no los abandone a lo largo de su vida.   

La especialización y la división del conocimiento en disciplinas cerradas nos ha permitido profundizar mucho y atender a los detalles, pero también nos ha hecho más ignorantes en la perspectiva global. Como se suele decir, analizar un árbol pero olvidar el bosque.

Precisamente por eso, en los nuevos paradigmas de la educación y en todas las experiencias educativas de éxito se insiste en recuperar el carácter interdisciplinar. Por ejemplo, cuando se trabaja en proyectos implicando asignaturas aparentemente lejanas entre sí.     

Si en algo se resume el talento inagotable de Leonardo da Vinci es en su carácter multifacético y en la capacidad que tenía para movilizar habilidades científicas y artísticas al servicio de un mismo proyecto. Y la historia de la ciencia y del arte posterior le dan la razón. 

En el proceso de creación artística, la investigación científica de la naturaleza es fundamental. Por ejemplo, cuando en su faceta de pintor estudiaba la anatomía con detalle y rigor científico para después reproducir la figura humana. 

¡Pero también en sentido contrario! Leonardo da Vinci echaba mano de la intuición y la imaginación que atribuimos a artistas y poetas para ir más allá de la realidad dada, con sus límites y posibilidades. Sólo así pudo adelantarse a su época y diseñar por ejemplo, planos de máquinas voladoras. 

En ese sentido, se ganó el apelativo de “artista ingeniero”, utilizando la observación científica de la naturaleza para sus creaciones artísticas, y aplicando la mirada creativa a la invención de nuevos artefactos. 

Leonardo da Vinci para saber más

Por todo eso, un espíritu curioso y apasionado por saber más como Leonardo da Vinci es un fantástico referente, inspirador y ejemplar para niños y niñas, precisamente cuando empiezan a abrirse al mundo que les rodea.  

Eso te propone la novedad Leonardo da Vinci en la colección “Libros para saber más”. Un libro que te permite entrar en el estudio del maestro de una manera cercana, divertida y divulgativa. Porque si hay algo especialmente fascinante es su propia vida. Portada del libro Leonardo da Vinci

Es el propio protagonista el que se presenta y te acompaña en un apasionante viaje por su vida y su obra: “Me llamo Leonardo da Vinci y me encantaría compartir contigo la historia de mi vida y de algunas obras de arte…” 

Recomendado a partir de 6 años, está indicado para una etapa muy interesante. ¿Qué ocurre entonces? Es cuando comienzan a explorar el entorno, adquieren las primeras habilidades de pensamiento y desarrollan la capacidad de leer de forma autónoma

Por eso es importante sembrar una semilla de pasión por el conocimiento y alimentar su curiosidad, al mismo tiempo que acercarles referentes que les aporten valores positivos. El texto de Jane Kent presenta un Leonardo da Vinci cercano y fácil de comprender, y las preciosas ilustraciones de Isabel Muñoz le aportan un carácter amigable y atractivo.

Como sucede en otros ejemplares de las “Historias geniales”, el libro cuenta con una línea de tiempo que sitúa las obras y hechos más importantes de su vida, desde su nacimiento en una pequeña ciudad de la Toscana hasta sus últimos días en Ambois, y un divertido cuestionario para aprenderlo todo sobre él.        

Leonardo da Vinci tiene un mensaje final para niños y niñas: “¡siempre hay algo nuevo por descubrir!” El mejor regalo que se les puede hacer, el entusiasmo y la pasión por saber.

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